Ana y la lección de los dulces
En una linda casa en las afueras de la ciudad vivía Ana, una niña traviesa y muy dulce.
Pero había algo que a Ana le encantaba más que cualquier otra cosa en el mundo: ¡los dulces! Gomitas, chocolates, caramelos, todo lo que fuera azucarado y delicioso era irresistible para ella. Un día, su mamá le dijo con voz seria: "Ana, no podés comer tantos dulces. Necesitás comer frutas y verduras para crecer fuerte y sana".
Pero Ana no quería escuchar. Ella solo pensaba en cuánto disfrutaba cada vez que saboreaba un caramelo o una barra de chocolate.
"¡Pero mamá, los dulces son tan ricos! No me importa si me hacen mal", protestaba Ana cada vez que su mamá intentaba hacerla cambiar de opinión. Los días pasaron y Ana seguía comiendo dulces a escondidas, sin importarle las advertencias de su mamá.
Hasta que un día, después de haberse comido una gran cantidad de golosinas, comenzó a sentirse mal. Tenía dolores de estómago y mareos, se sentía débil y cansada. Su mamá preocupada la llevó rápidamente al hospital.
Los médicos le explicaron a Ana que comer tantos dulces había hecho daño a su cuerpo y por eso se encontraba enferma. "¿Ves lo importante que es cuidar tu alimentación? Tienes que comer frutas y verduras para estar sana", le dijo la doctora con amabilidad.
Ana entendió entonces lo equivocada que estaba al no escuchar a su mamá. Se prometió a sí misma empezar a comer mejor para recuperarse pronto. De regreso en casa, Ana le pidió perdón a su mamá por desobedecerla y se comprometió a seguir sus consejos sobre alimentación saludable.
Poco a poco fue incorporando frutas y verduras en sus comidas diarias, descubriendo lo deliciosas que podían ser también esas opciones.
Con el tiempo, Ana se recuperó por completo y además notó cómo tenía más energía para jugar con sus amigos y disfrutar de sus actividades favoritas. Agradecida por la lección aprendida, compartió con ellos la importancia de llevar una dieta equilibrada y saludable.
Desde ese día, Ana comprendió que cuidar su cuerpo era fundamental para poder seguir disfrutando de todas las aventuras que la vida tenía preparadas para ella.
Y así continuó creciendo feliz y saludable junto a su familia, recordando siempre aquel episodio como un punto clave en su aprendizaje sobre la importancia de escuchar los consejos de quienes más la querían.
FIN.