Ana y los Fantasmas de la Biblioteca
En un pequeño pueblo de Argentina, había una biblioteca muy especial. Era un lugar donde los libros contaban historias mágicas y los niños venían cada tarde a descubrir nuevos mundos. Sin embargo, había algo que pocos sabían: Ana, la bibliotecaria, siempre había tenido miedo a los fantasmas.
Una tarde, mientras organizaba unos cuentos en una estantería, escuchó un sonido raro. Era como un susurro suave entre las páginas de un libro.
"¿Quién anda ahí?" - preguntó Ana con un temblor en la voz.
El sonido cesó y todo quedó en silencio. Ana sintió que su corazón latía más rápido. "Solo son mis nervios", pensó. Pero esa noche, decidió que no podía seguir teniendo miedo, así que se armó de valor y decidió averiguar de dónde venían esos ruidos.
Al día siguiente, mientras barría el suelo, notó que un libro caía al suelo por sí solo. Al recogerlo, vio una mariposa de luz salir volando de entre las páginas.
"Soy Luz, la guardiana de esta biblioteca" - dijo la mariposa con una voz suave y melodiosa.
Ana se quedó sorprendida, y aunque estaba asustada, le pareció que algo mágico estaba sucediendo.
"¿Eres un fantasma?" - preguntó Ana, con un temblor en la voz.
"No, no soy un fantasma. Soy un espíritu amigable que cuida de que los secretos de los libros no se pierdan. Pero necesito tu ayuda" - respondió Luz.
Ana, aunque temerosa, decidió escuchar lo que Luz tenía para decirle.
"¿Qué necesitas, Luz?" - preguntó.
"Los niños han dejado de venir a la biblioteca porque creen que está embrujada. Pero yo solo quiero ayudarles a soñar y aprender cosas nuevas. Si me ayudas, tal vez podamos hacer que regresen".
Ana asintió. Decidió que, si había una oportunidad de traer de vuelta a los niños y demostrar que no había nada que temer en la biblioteca, valía la pena intentarlo. Juntas, comenzaron a organizar un evento especial: una tarde de cuentos donde los libros cobrarían vida.
El día del evento, Ana estaba nerviosa. Sin embargo, sabía que Luz la acompañaría. Cuando los niños llegaron, Ana se dirigió a ellos.
"¡Hola a todos! Hoy tenemos algo muy especial. Vamos a hacer que los cuentos cobren vida. El primer libro que leeremos es 'El misterio del dragón asustado'."
Mientras leía, Luz apareció en el aire, iluminando la sala con su luz. Los niños miraban hacia arriba con asombro.
"¡Miren!" - gritó uno de los niños. "¡Es una mariposa mágica!"
Ana sonrió, mientras los niños se acercaban, llenos de curiosidad.
Con cada cuento, Luz aparecía, y los niños se olvidaron del miedo y comenzaron a reírse y a disfrutar. Al final de la tarde, Ana se dio cuenta de que había logrado lo que había deseado: devolver la alegría a la biblioteca.
"Gracias, Luz. ¿Vas a quedarte?" - preguntó Ana, sintiéndose triste porque el evento había terminado.
"Siempre estaré aquí, en cada línea de un libro y en cada rincón de la biblioteca. Recuerda, no hay que temer a lo desconocido; a veces, lo que parece aterrador puede ser maravilloso" - respondió Luz antes de desaparecer de nuevo en un corro de luz.
Desde entonces, Ana ya no tuvo miedo a los fantasmas. Entendió que la biblioteca era un lugar lleno de magia, y que estaba destinada a ser un refugio de sueños y aventuras. Los niños comenzaron a visitar la biblioteca más a menudo, en busca de nuevas historias que leer y vivir. Con cada libro, Ana y Luz continuaron compartiendo momentos mágicos, y la biblioteca se llenó de risas y alegría.
Y así, Ana, la bibliotecaria, aprendió que el miedo se puede superar con curiosidad y amistad. Y cada vez que un nuevo niño entraba, ella sonreía, sabiendo que la magia de los libros siempre estaría presente, así como su amiga Luz.
FIN.