Andina y la Aventura de la Montaña Nublada
En un hermoso pueblo de los Andes, donde las montañas se llenaban de nieve y los animales corrían felices por los prados, vivía Andina, una niña de corazón aventurero. Andina tenía tres grandes amigos: su perro Rayo, un travieso gato llamado Miau y su yegua Alondra, que era dulce y fuerte. Juntos, formaban un equipo increíble.
Un día, mientras Andina acariciaba a Alondra, tuvo una idea brillante. "¡Hoy voy a andar en bicicleta por la montaña!", dijo emocionada.
"¿Podemos venir nosotros?", maulló Miau desde el borde del establo, estirando sus patas.
"¡Sí! ¡Quiero que todos me acompañen!", respondió Andina con una gran sonrisa.
Se prepararon, Andina se puso su casco de color rosa, Miau saltó a la cesta de la bicicleta, y Rayo se quedó al lado de Alondra, que estaba lista para trotar al ritmo de sus amigos.
Al salir del pueblo, las montañas se veían más majestuosas que nunca. Justo en ese momento, empezaron a caer copos de nieve. "¡Mirá, está nevando!", gritó Andina. Todos comenzaron a saltar y correr, felices de ver la nieve cubriendo las tierras.
Sin embargo, mientras subían la montaña, se encontraron con un desafío. Un gran deslizamiento de piedras bloqueaba el camino. "Oh no, ¿qué hacemos ahora?", se preguntó Rayo, moviendo la cola de un lado a otro.
Andina se rascó la cabeza y luego, con una chispa de creatividad, dijo: "Podemos construir un pequeño camino con estos troncos y piedras que hay aquí. ¡Alondra puede ayudarnos a mover las cosas!".
Así que juntos, acarrearon troncos y piedras, mientras Miau se paseaba por los alrededores buscando una solución. De repente, saltó emocionado y dijo: "¡Chicos! ¡Encontré un camino por el lado!".
"¡Esa es una gran idea!", exclamó Andina. Y así, siguiendo a Miau, encontraron un sendero que, aunque más largo, los llevó a lo alto de la montaña.
Cuando finalmente llegaron a la cima, se encontraron con un mágico paisaje cubierto de nieve. El aire fresco era estimulante. Todo estaba en silencio, y la vista era impresionante. Desde allí, podían ver su pueblo y todas las montañas a su alrededor.
"¡Es hermoso!", exclamó Andina. "¿Te imaginas crear un parque de nieve para los niños del pueblo? Podemos hacer muñecos de nieve, esquiar y todo lo que queramos".
"¡Sí!", ladró Rayo, saltando emocionado. "Y podemos invitar a más amigos para jugar juntos".
Decidieron que al día siguiente harían un gran parque de juegos en la montaña nevada.
Mientras regresaban a casa, Andina miró a sus amigos y les dijo: "Hoy aprendimos que trabajamos mejor en equipo. Si nos unimos, podemos superar cualquier obstáculo y hacer sueños realidad".
Rayo movió la cola feliz, Miau ronroneó contento en la cesta, y Alondra inició un suave trote de regreso a casa. Todos sabían que el día siguiente sería otro día lleno de aventuras y risas en su querido mundo de los Andes mágicos.
Al llegar a casa, Andina dio de comer a sus animales y les hizo mimos. Con el corazón lleno de alegría, se preparó para una noche tranquila, soñando con su gran idea del parque de nieve. Mientras se acomodaba en su cama, susurró: "No hay nada más especial que compartir momentos con amigos y ayudar a los demás". Y así, Andina se durmió, soñando con todo lo que haría al día siguiente.
FIN.