Andre, la futura doctora



Era una mañana hermosa en el barrio de Las Flores, donde vivía Andre, una niña de diez años que soñaba con ser doctora. Desde pequeña, siempre había sentido una fascinación por ayudar a los demás. Sus amigas la llamaban 'la doctorcita' porque siempre tenía a mano un botiquín de primeros auxilios que armaba con esmero y dedicación.

Un día, mientras Andre jugaba en el parque, escuchó un llanto proveniente de un rincón: era Pedro, un pequeño que había caído de su bicicleta y se había raspado la rodilla.

"¿Estás bien, Pedro?" - preguntó Andre, acercándose rápidamente.

"No, me duele mucho y tengo miedo" - contestó Pedro, entre sollozos.

"No te preocupes. Yo te voy a ayudar. Ven, siéntate aquí" - lo tranquilizó Andre mientras sacaba su botiquín.

Andre le limpió la herida con cariño y le puso una curita con dibujos de superhéroes.

"Ahora sos el superhéroe de la bicicleta. ¿Ves? Ya no duele tanto, ¿verdad?" - dijo Andre, sonriendo.

"Gracias, Andre. Sos una genia" - dijo Pedro, sonriendo entre lágrimas.

El gesto de Andre no pasó desapercibido. Esa tarde, su maestra la llamó al frente de la clase.

"Todos, miren a Andre. Hoy ayudó a Pedro en el parque. Estoy muy orgullosa de ella" - dijo la maestra.

"Es un ejemplo de amabilidad y generosidad" - agregó.

"Quiero ser doctora para ayudar a más personas, como a Pedro" - explicó André, y los demás niños la aplaudieron.

Al día siguiente, Andre decidió que era el momento de hacer algo más grande. Quería organizar un día de salud en el parque, donde todos pudieran aprender sobre la importancia de cuidarse. Así que se puso a trabajar.

"¡Chicos! Vamos a hacer un Día de Salud. Todos pueden venir a aprender sobre cuidar su salud y hacer actividades divertidas" - proclamó Andre en el recreo.

"¿Y qué vamos a hacer?" - preguntó Sofía, su mejor amiga.

"Tendremos juegos, charlas sobre primeros auxilios y hasta una carrera de obstáculos para fomentar el ejercicio" - respondió Andre.

"¡Súper! Yo ayudo con los juegos" - dijo Sofía emocionada.

La noticia se esparció rápidamente por el barrio, y todos querían participar. Unas semanas después, el gran día llegó. El parque estaba lleno de niños, adultos y muchas actividades. Andre se sentía orgullosa.

Sin embargo, durante el evento, notaron que un pequeño perrito estaba perdido y temeroso, corriendo entre la multitud. Andre no dudó en actuar.

"Vamos, chicos, tenemos que ayudarlo" - dijo, mientras corría hacia el perrito.

"¡Pobrecito! Parece asustado" - exclamó Manuel, otro amigo de la escuela.

Andre se agachó y, con mucha paciencia, empezó a llamarlo.

"¡Ven aquí, perrito! No te preocupes, estamos aquí para ayudarte" - decía mientras extendía la mano.

Poco a poco, el perrito se acercó, y todos aplaudieron, emocionados.

"¡Bien, Andre!" - gritaron sus amigos.

"Ahora le buscaremos un dueño. Quizás alguien en el barrio lo extraña" - dijo Andre, con una sonrisa.

Después de varias horas, lograron que el perrito se sintiera seguro, y un grupo de vecinos se unió para ayudar a encontrar a su familia. Al final del día, logran encontrar a su dueño, un niño del barrio que había salido a buscarlo.

"¡Gracias a todos!" - dijo el niño, abrazando al perrito.

"¡Gracias, Andre! ¡Sos la mejor!"

Andre sonrió, sintiendo que había hecho algo grande. No solo había ayudado a su amigo Pedro, sino a un pequeño perrito y a su dueño. Un sentimiento de satisfacción la invadió.

Esa tarde, mientras regresaba a casa, Andre pensó en cómo a través de pequeños actos de bondad se podía construir una comunidad mejor. Había comprendido que, aunque ser doctora era un sueño hermoso, lo más importante era el deseo de ayudar a los demás, sin importar en qué forma.

"Cuando sea grande, ayudaré a el mayor número de personas posible. No importa si son humanos o animales" - dijo, sonriendo para sí misma.

Y así, con su corazón lleno de esperanza y un futuro brillante por delante, Andre siguió soñando y ayudando a todos a su alrededor, convirtiéndose en la verdadera inspiradora del barrio de Las Flores.

FIN.

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