Andrea y la Aventura de la Seguridad en Casa
Era una tarde soleada en la casa de Andrea. Con sus dulces 5 años, la pequeña estaba decidida a convertirse en una experta en prevenir accidentes en su hogar. Se sentó en su habitación, mirando los juguetes regados por el suelo, y se dijo a sí misma:
"Hoy es el día en que aprenderé a estar segura y proteger a todos en casa".
Con una gran sonrisa, decidió que su primera misión sería hablar con su mamá. Así que, corrió a la cocina, donde la encontró preparando galletas.
"¡Mamá!" - dijo Andrea emocionada. "¿Me ayudas a aprender sobre seguridad en casa?"
La mamá sonrió y le respondió: "Por supuesto, Andrea. ¿Por dónde quieres empezar?"
Andrea pensó un momento y luego dijo: "¡Quiero aprender sobre no resbalarme!"
La mamá le explicó que los lugares húmedos, como la cocina, podían ser resbaladizos.
"Siempre que uses un paño si derramas algo, o avises a alguien, puedes prevenir accidentes. ¿Ves?"
Andrea asintió con la cabeza, y decidió realizar una demostración. Llevó un vaso de agua hasta la mesa, pero al darle un pequeño golpe, el vaso se volcó, y el agua se derramó por todas partes.
"¡Uy!" - exclamó Andrea. "Mirá, mamá... ¡tengo que limpiar esto rápido!"
"Excelente idea, mi vida" - le dijo su mamá mientras le pasaba un trapo. "Siempre es mejor estar atenta".
Un rato después, Andrea y su mamá se sentaron a comer. Andrea se dio cuenta que su silla estaba un poco lejos de la mesa y le preguntó a su mamá:
"¿Y si me caigo al intentar alcanzar la mesa?"
La mamá le respondió con una idea brillante:
"Podemos usar un cojín para que estés más cómoda o siempre pedir ayuda de un adulto, ¿qué opinas?"
Andrea asintió, feliz de aprender algo nuevo. La diversión de la tarde continuó, y entonces, un rayo de sol iluminó el rincón de la sala. Estaba su papá, que venía de trabajar y, al ver a Andrea concentrada, preguntó:
"¿Qué haces, campeona?"
"¡Papá! Estoy aprendiendo a prevenir accidentes en casa. ¿Me ayudas?"
Papá sonrió y dijo: "Con mi ayuda, serás una experta. Comencemos con la electricidad. ¿Sabés que debemos tener mucho cuidado con los enchufes?"
Andrea, muy interesada, preguntó: "¿Por qué?"
"Porque pueden ser peligrosos si metemos los dedos o cosas que no deben ir allí. Es mejor nunca tocar enchufes ni cables que estén dañados. Siempre dile a un adulto si ves algo raro" - explicó su papá mientras hacía gestos con las manos, como si estuviera desenredando cables.
Andrea se rió y dijo: "¡Entonces seré una guardiana de los enchufes!"
Y así, la tarde siguió con más aventuras. Andrea decidió hacer un recorrido por la casa buscando cosas que pudieran ser peligrosas. Se encontró con algunos objetos que estaban fuera de lugar. Entonces, corrió al cuarto de su hermano, que estaba jugando a la pelota.
"¡Tomás!" - le gritó. "Cuidado con dejar la pelota en el pasillo, alguien podría tropezar!"
Tomás la miró, y sonriendo respondió:
"Tenés razón, Andrea. También podría dejar los juguetes en mi habitación. ¡Gracias por avisarme!"
Satisfecha, Andrea siguió su camino y llegó al baño, donde vio el jabón en el borde de la bañera.
"Oh, esto también puede hacer que alguien se resbale. Debo decirle a mamá" - pensó para sí misma.
"¡Mamá! ¡Vine a ayudarte! El jabón no debe estar aquí. Podemos hacer un lugar seguro para guardarlo"
La mamá le sonrió de nuevo. "Eres increíble, Andrea. Vamos a encontrar un lugar más seguro para el jabón".
Después de un día lleno de aprendizajes y frases de agradecimiento, Andrea se sintió orgullosa de ser la pequeña guardiana de la seguridad en casa. Ya no era solo una niña, sino una gran ayudante que podía reconocer peligros y actuar rápidamente.
Y así, Andrea siguió su camino, llena de enseñanzas, prometiendo a sí misma que un día, podría ayudar a otros niños a aprender lo mismo.
Desde ese día, cada vez que alguien se accidentaba, Andrea decía: "¡Recuerden que siempre hay que estar atentos y ser seguros!".
Porque, en el hogar, cada pequeño gesto cuenta y así se convierte en un lugar seguro para todos.
- Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.