Andrea y sus pies luminosos
Andrea era una niña curiosa y aventurera que siempre estaba explorando el mundo a su alrededor. Un día, mientras jugaba en el jardín, se ensució tanto los pies que parecían dos pequeños terrones de tierra.
Su mamá, que cuidaba mucho de la higiene, se alarmó al verla y le dijo: -Andrea, ¡tus pies están tan sucios que parecen dos ositos de peluche! ¡Deberías cuidarlos más! Pero Andrea, en lugar de sentirse avergonzada, decidió convertir su situación en una gran aventura.
Así que, con la ayuda de su amiga la mariposa Margarita, emprendió un viaje mágico a través del jardín en busca del agua de la fuente misteriosa que, según la leyenda, tenía el poder de limpiar todo lo que tocaba.
En su travesía, se encontraron con personajes increíbles como el caracol parlante, la rana cantarina y el duende bromista. Finalmente, después de superar muchos desafíos, Andrea y Margarita llegaron a la fuente misteriosa.
Al sumergir sus pies en el agua centelleante, Andrea descubrió que, en lugar de limpiarlos, sus pies empezaron a brillar con una luz mágica. La mariposa Margarita le explicó que la clave no estaba en limpiar los pies, sino en transformar la suciedad en algo hermoso.
De regreso a casa, todos quedaron maravillados al ver los pies luminosos de Andrea.
Su mamá, sorprendida, le preguntó cómo lo había logrado, y Andrea le dijo con una gran sonrisa: -Mamá, aprendí que no importa si mis pies están sucios, lo que importa es la luz que puedo llevar a donde vaya.
A partir de ese día, Andrea comprendió que cada experiencia, por más sucia que pudiera parecer, podía convertirse en algo maravilloso si uno sabía ver más allá de la apariencia. Y así, con sus pies luminosos, siguió explorando el mundo con alegría y curiosidad, iluminando el camino a todos los que se cruzaban en su camino.
FIN.