Andreliz y el Misterio del Churrasco Perdido



Era un soleado día en Humacao, y Andreliz, una niña pelirroja que siempre llevaba espejuelos coloridos, estaba lista para enfrentar una nueva aventura. Andreliz era conocida por ser un poco majadera, pero también era la mejor amiga que alguien podría tener. Tenía una sonrisa contagiosa y, por supuesto, un amor desmedido por el churrasco, que comía todos los días.

Aquel día, mientras caminaba hacia su trabajo en el municipio, Andreliz pensaba en qué nuevo tipo de churrasco pediría para el almuerzo. Se encontraba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que había llegado a la oficina, donde trabajaba con Salvia y Brenda, dos amigas tan locas como ella.

En cuanto entró, Salvia la saludó a los gritos.

"¡Andreliz! ¡No vas a creer lo que pasó!"

"¡¿Qué pasó? !" contestó Andreliz con emoción.

"¡El churrasco de la feria desapareció!" exclamó Brenda, con los ojos tan abiertos que parecían dos platos.

"¡No puede ser! ¡Eso es un desastre!" dijo Andreliz, palpitante.

Juntas, decidieron investigar el misterioso caso del churrasco perdido. Armaron un plan, pues Andreliz era muy organizada. Hicieron una lista de posibles sospechosos, empezaron a interrogar a los compañeros de trabajo y, claro, se hicieron preguntas que las llevaron de un lado a otro.

Primero, visitaron al encargado de la feria, un hombre con un gran sombrero.

"¿Viste a alguien raro últimamente?" preguntó Salvia.

"Solo una ardilla, pero no creo que ella haya sido" contestó el hombre.

Después, se dirigieron al parque cercano, donde encontraron a un grupo de niños que jugaban a la pelota.

"¡Hola! ¿Alguien ha visto un churrasco gigante por aquí?" preguntó Brenda.

"No, pero vi a un perro bastante raro merodeando por la feria" respondió uno de los chicos.

Andreliz pensó que el perro podía ser el culpable.

"¡Vamos a buscarlo!" dijo con determinación.

Corrieron hacia el parque, y allí estaba un perro grande que se veía juguetón y travieso. Andreliz se acercó con cautela.

"¡Hola, amigo! ¿Tú has visto un churrasco?" preguntó, mientras le acariciaba la cabeza.

El perro movió la cola y ladró.

"¡Debemos seguirlo!" exclamó Salvia.

Y así lo hicieron. Siguieron al perro hasta un claro del parque, donde los sorprendió una visión inesperada: una fiesta de animales que disfrutaban de un montón de churrasco.

"¡Mirá eso!" gritó Brenda, señalando a un grupo de patos, ardillas y hasta un conejo que estaba en la mesa.

"Parece que ellos son los responsables de la desaparición..." dijo Andreliz entre risas.

Los animales parecían felices, pero Andreliz tuvo una idea.

"¡Podemos compartir!" sugirió.

Entonces, las tres amigas comenzaron a organizar una pequeña fiesta en el parque, invitando a todos los niños de la zona, a los animales y, por supuesto, a los adultos con churrasco.

"¡Toda fiesta debe tener churrasco!" proclamó Andreliz, riendo.

Las risas llenaron el aire mientras los niños jugaban con los animales y compartían su alegría. Al final del día, habían encontrado la solución perfecta: todos disfrutaron de un festín juntos, compartiendo risas y buena compañía.

"Hoy aprendí que a veces las cosas no salen como uno espera, pero eso puede llevar a grandes momentos... ¡como este!" dijo Andreliz, mirando a sus amigas.

"¡Sí!" agregaron Salvia y Brenda, sonriendo con complicidad.

Desde ese día, Andreliz no solo se volvió famosa por su amor al churrasco, sino también por ser la niña que unió a todos los habitantes de Humacao con su alegría y creatividad. Nunca olvidó la lección: a veces, los misterios pueden dar lugar a las mejores aventuras. Y así, con su gorra de fiesta y un trozo de churrasco en la mano, disfrutó de muchos más días de risas y locuras junto a sus amigas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!