Andrés and the Wishes



Érase una vez en el pequeño pueblo de Galeras, vivía un niño llamado Andrés. Andrés era un niño muy curioso y soñador, siempre buscando aventuras en cada rincón del lugar donde vivía.

Un día, mientras exploraba por el bosque cercano a su casa, tropezó con algo que brillaba entre las hojas caídas. Andrés se agachó y descubrió que lo que había encontrado era una antigua lámpara mágica.

Sin pensarlo dos veces, comenzó a frotarla con todas sus fuerzas hasta que de repente, ¡salió un genio! El genio se presentó como Genaro y le dijo a Andrés: "¡Felicidades por liberarme! Como recompensa por tu amabilidad, te concederé tres deseos".

Andrés no podía creerlo, tenía la oportunidad de hacer realidad cualquier cosa que deseara. Después de pensar detenidamente en lo que quería pedir, Andrés decidió su primer deseo: "Deseo tener la capacidad de volar".

En ese instante, unos poderosos brazos le crecieron y él pudo elevarse en el aire. Era increíble sentir el viento acariciándole la cara mientras volaba sobre los techos del pueblo. Pero entonces recordó algo importante: si solo él podía volar, nadie más podría disfrutar de esa maravillosa experiencia.

Por eso decidió usar su segundo deseo para compartir su don con todos los habitantes de Galeras. De esta forma, todo el pueblo pudo volar junto a Andrés.

Las calles se llenaron de risas y emociones mientras todos flotaban en el aire como si fueran pájaros. Galeras se convirtió en el lugar más divertido y emocionante del mundo. Pero Andrés sabía que no podía depender solo de la magia para ser feliz.

Así que, con su tercer deseo, pidió que todos los niños de Galeras tuvieran acceso a una educación de calidad. De repente, las escuelas del pueblo se transformaron en magníficos palacios llenos de libros y maestros inspiradores.

Los niños aprendían cosas nuevas cada día y descubrían su propio potencial. Andrés estaba orgulloso de haber utilizado sus deseos para mejorar la vida de los demás. Pero aún había algo más que aprender: la importancia de valorar lo que uno tiene.

Genaro le enseñó a Andrés que no necesitaba la magia para ser especial, ya que él tenía un corazón lleno de bondad y generosidad. Desde ese día, Andrés decidió usar su tiempo y energía para ayudar a los demás sin depender siempre de la magia.

Y así fue como Galeras se convirtió en un lugar donde todos volaban libremente, los niños recibían una educación excepcional y Andrés demostraba cada día lo maravilloso que es hacer el bien sin esperar nada a cambio.

Desde entonces, el pequeño pueblo se hizo famoso por su espíritu solidario y por tener el cielo más colorido del mundo gracias a las risas y alegrías compartidas por todos sus habitantes.

Y todo comenzó con un niño llamado Andrés quien encontró una lámpara mágica pero descubrió que lo verdaderamente mágico está dentro de cada uno de nosotros cuando decidimos hacer el bien.

FIN.

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