Andrés, Goretti y el Caballito de Madera



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos amigos inseparables: Andrés y Goretti. Ellos siempre estaban acompañados por una hermosa figura de un caballito de madera que habían construido juntos en un caluroso día de verano. Ese caballito era especial, no solo porque lo habían hecho con mucho amor, sino porque tenía un brillo mágico en sus ojos.

Un día, mientras jugaban en el parque, Andrés dijo emocionado:

"¡Goretti, vamos a dar un paseo con nuestro caballito de madera!"

Goretti, siempre entusiasta, respondió:

"¡Sí! Quiero ver hasta dónde podemos llegar con él."

Así que, colocaron el caballito sobre una pequeña colina y, al empujarlo, sucedió algo increíble. El caballito comenzó a moverse solo, como si tuviera vida propia. Emocionados, Andrés y Goretti se subieron a su espalda. De repente, elevaron el vuelo y el mundo se transformó en un lugar lleno de colores.

"¡Mirá eso!", gritó Andrés mientras señalaba los árboles que parecían estar llenos de caramelos.

"¡Es mágico!", exclamó Goretti con los ojos brillando de felicidad.

Viajaron a través de un reino donde todo era posible. En ese lugar maravilloso, conocieron a un grupo de animales que hablaban: un león sabio, un conejo veloz y una tortuga muy divertida.

"¿De dónde vienen?", preguntó el león con voz profunda.

"¡De un pueblo lleno de sueños!" respondió Andrés.

"¿Pueden ayudarnos?", pidió la tortuga con una sonrisa. "Nuestro lago se está secando y necesitamos encontrar agua."

Andrés y Goretti se miraron. Sabían que debían ayudar. Se despidieron del caballito por un momento, y los cuatro amigos se embarcaron en una aventura. Tuvieron que cruzar bosques de dulces, escalar montañas de galleta y atravesar ríos de jugo.

Durante su travesía, enfrentaron varios desafíos. Un viaje a través de un bosque espeso inició cuando el conejo dijo:

"¡Cuidado! Hay un abismo aquí. Debemos encontrar una manera de cruzar."

Goretti pensando rápido sugirió:

"¡Podemos usar la cuerda de la mochila! Como un lazo, lo amarraremos en uno de estos árboles y así pasamos."

Con trabajo en equipo lograron cruzar. Después de muchas aventuras, aventureros y un poco de ingenio, finalmente llegaron a una gran montaña donde se encontraba una fuente de agua.

"¡Ahí está!", gritó el león.

Juntos, con mucha fuerza, comenzaron a cavar y encontraron un manantial. El agua brotó fresca y clara, llenando el lago poco a poco.

"¡Hurra! ¡Lo logramos!", exclamó el conejo al ver el lago llenarse.

"Gracias, amigos. Ustedes son verdaderos héroes", dijo la tortuga, emocionada.

Cuando el lago estuvo lleno, los animales organizaron una fiesta en su honor. Había música, baile y muchas delicias para compartir. Andrés y Goretti se sintieron muy felices por haber ayudado a sus nuevos amigos.

"Esto es lo mejor que hemos hecho", dijo Andrés mirando a su alrededor.

Con el tiempo llegó el momento de regresar. Se despidieron de los animales, prometiendo volver a visitarlos.

"Siempre habrá magia en nuestra amistad", aseguró Goretti mientras se subían de nuevo al caballito de madera.

El caballito voló bajo el cielo estrellado, llevándolos de regreso a su hogar. Al llegar, ambos amigos se abrazaron y decidieron que, sin importar las aventuras, lo más importante era lo que lograban juntos.

Así, el caballito de madera seguía brillando, y con él, la amistad entre Andrés y Goretti, quienes jamás olvidaron que trabajando en equipo, podían enfrentar cualquier desafío y hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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