Andréss Brave Journey



Había una vez un niño llamado Andrés que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Era un niño muy activo y siempre estaba jugando al fútbol con sus amigos en el parque.

Un día, mientras jugaba, Andrés comenzó a sentir un dolor muy fuerte en su estómago. Se dobló de dolor y sus amigos corrieron a buscar ayuda.

Lo llevaron rápidamente al hospital central del pueblo, donde los médicos le dijeron que tenía apendicitis y necesitaba ser operado de urgencia. Andrés estaba asustado. Nunca había estado en un hospital antes y no sabía qué esperar.

Pero los médicos y las enfermeras fueron muy amables con él y le explicaron todo lo que iba a suceder. "No te preocupes, Andrés", dijo la doctora Marta con una sonrisa reconfortante-. "La operación de apéndice es muy común y nuestros cirujanos son los mejores".

Andrés se sintió un poco más tranquilo después de hablar con la doctora Marta. Sabía que estaba en buenas manos. Mientras esperaban para entrar al quirófano, Andrés conoció a otro niño llamado Lucas, quien también iba a ser operado de apéndice.

Lucas era un chico divertido y tenía muchos cuentos interesantes para contar. "¿Sabías que cuando te operan te ponen una mascarilla para dormirte?"- dijo Lucas emocionado-. "Es como si volaras por el cielo mientras duermes".

Andrés se rió ante la idea de volar por el cielo durante la operación. Eso hizo que se olvidara un poco de sus miedos. Finalmente, llegó el momento de entrar al quirófano. Andrés y Lucas se despidieron con un apretón de manos y prometieron verse cuando ambos estuvieran recuperados.

Andrés se acostó en la camilla mientras los médicos preparaban todo para la operación. La anestesista le puso una mascarilla en la cara y comenzó a contar hasta diez. "Diez, nueve, ocho... "- dijo la anestesista mientras Andrés cerraba los ojos.

Cuando Andrés abrió los ojos, estaba en una habitación tranquila con luz suave. Se sentía adormilado pero no tenía dolor en absoluto. La doctora Marta entró a la habitación sonriendo.

"La operación fue un éxito, Andrés"- dijo la doctora Marta-. "Tu apéndice ya no te molestará más". Andrés se sintió aliviado y feliz de que todo hubiera salido bien. Pasaron unos días y Andrés se recuperó rápidamente.

Los médicos le dijeron que pronto podría volver a jugar al fútbol con sus amigos. Una tarde soleada, Andrés fue al parque donde solía jugar antes de su operación. Sus amigos estaban allí esperándolo ansiosos. "¡Andrés! ¡Estamos tan contentos de que estés mejor!"- exclamaron todos juntos.

Andrés sonrió y les contó sobre su experiencia en el hospital central. Les habló sobre las enfermeras amables, los doctores expertos y cómo voló por el cielo durante la operación.

Desde ese día, Andrés aprendió que los hospitales no son lugares aterradores, sino lugares donde los médicos y las enfermeras están ahí para cuidar de nosotros y hacernos sentir mejor.

Y así, Andrés continuó jugando al fútbol con sus amigos, pero ahora también compartía su historia esperanzadora sobre su experiencia en el hospital central. Todos aprendieron que a veces enfrentar nuestros miedos nos ayuda a crecer y a valorar aún más la amistad y la salud. Y colorín colorado, esta historia de valentía y amistad ha terminado.

FIN.

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