Andréss Galactic Adventure
Había una vez un niño llamado Andrés, quien tenía el sueño más grande de todos: viajar a la luna y conocer seres de otros planetas.
Desde muy pequeño, se pasaba horas mirando al cielo estrellado imaginando cómo sería explorar el espacio en una nave espacial. Un día, mientras Andrés estaba en su cuarto construyendo un cohete con sus bloques de Lego, escuchó un ruido extraño proveniente del jardín.
Curioso, salió corriendo y se encontró con una nave espacial que había aterrizado justo en su patio trasero. Andrés no podía creer lo que veían sus ojos. Se acercó cautelosamente y vio salir de la nave a un extraterrestre verde y simpático llamado Zog.
El pequeño niño dio un paso atrás asombrado pero sin miedo. "¡Hola! Soy Zog, venimos desde el planeta Xorox. Hemos escuchado sobre tu gran deseo de viajar al espacio y hemos decidido ayudarte", dijo Zog con una sonrisa amistosa.
Andrés no podía creer lo que estaba ocurriendo. Estaba frente a un verdadero extraterrestre dispuesto a cumplir su sueño más anhelado. "¿De verdad me puedes llevar al espacio?" preguntó Andrés emocionado.
Zog asintió con la cabeza mientras le explicaba que su nave era capaz de realizar viajes interplanetarios y que él sería su guía durante esa aventura cósmica. Sin pensarlo dos veces, Andrés subió al interior de la nave junto a Zog. La cabina era futurista y llena de luces parpadeantes.
Andrés no podía contener su emoción mientras despegaban hacia el espacio exterior. Durante el viaje, Zog le enseñó a Andrés sobre las diferentes constelaciones y planetas que iban encontrando en su camino.
Le explicó cómo funcionaba la gravedad y cómo los astronautas vivían en una estación espacial. Después de un largo viaje, finalmente llegaron a la luna.
Andrés salió de la nave y se quedó maravillado por el paisaje lunar: cráteres, rocas y un cielo lleno de estrellas aún más brillantes que en la Tierra. "¡Es increíble!" exclamó Andrés mientras saltaba emocionado. Pero justo cuando estaba disfrutando del momento, algo inesperado sucedió.
La nave espacial comenzó a tener problemas técnicos y no podían regresar a casa. Andrés empezó a preocuparse pero Zog lo tranquilizó diciendo:"No te preocupes, tenemos un plan B. Hay una estación espacial cercana donde podemos pedir ayuda".
Juntos se dirigieron hacia la estación espacial donde fueron recibidos por otros astronautas amigables dispuestos a ayudarlos. Después de algunos días arreglando la nave, finalmente pudieron volver sanos y salvos a la Tierra. El regreso fue emocionante para Andrés quien ahora tenía muchas historias que contar sobre su aventura en el espacio.
Su familia y amigos quedaron sorprendidos al escuchar sus relatos llenos de magia e imaginación. A partir de ese día, Andrés nunca dejó de soñar en grande.
Sabía que cualquier sueño era posible si uno se lo proponía y trabajaba duro para lograrlo. Y quién sabe, tal vez algún día, Andrés vuelva a viajar al espacio para encontrarse con Zog y seguir explorando el universo juntos.
FIN.