Ángel Mathias y su gran aventura futbolística



Había una vez en un barrio muy colorido, un niño llamado Ángel Mathias, un chiquitín de 3 años con una sonrisa tan grande como su corazón. A Ángel Mathias le encantaba jugar al fútbol, con su pelota naranja y negra que llevaba a todos lados. Siempre estaba saltando de alegría y haciendo piruetas con su pelota.

Un día, Ángel Mathias se acercó a una canchita de fútbol donde unos niños más grandes estaban jugando. "¡Hola chicos! ¿Puedo jugar con ustedes?" preguntó con entusiasmo. Los niños se miraron entre ellos y luego asintieron. Ángel Mathias se unió al partido y para sorpresa de todos, ¡era increíble! Corría de un lado a otro con una energía inagotable, hacía pases precisos y lograba meter goles con destreza. Los otros niños se quedaron boquiabiertos al ver lo bueno que era.

Desde ese día, Ángel Mathias comenzó a jugar fútbol con los niños del barrio todos los días después de la escuela. Su alegría y entusiasmo eran contagiosos, y siempre lograba sacar sonrisas en los rostros de los demás. Pero además de jugar al fútbol, Ángel Mathias también amaba ir al colegio. Le encantaba aprender letras, números, y escuchar las historias que la maestra contaba. Siempre levantaba la mano para participar y compartía su brillante sonrisa con todos.

Un día, la maestra les contó a los niños sobre la importancia de ser amables y solidarios con los demás. Les dijo que las pequeñas acciones de bondad pueden hacer una gran diferencia en el mundo. Ángel Mathias pensó mucho en eso y decidió llevar esa enseñanza a su vida diaria. Comenzó a ayudar a recoger los juguetes en el aula, a compartir su merienda con aquellos que no tenían, y a consolar a sus amiguitos cuando estaban tristes.

Un día, mientras jugaba al fútbol, Ángel Mathias notó a un niño solitario en un rincón mirándolos con tristeza. "¡Hey! ¿Por qué no te unes a nosotros?" le dijo con gran empatía. El niño tímido asintió y Ángel Mathias corrió hacia él, lo tomó de la mano y lo llevó hasta la canchita. Desde ese día, ese niño se convirtió en su amigo y ya no estaba solo.

La bondad y la alegría de Ángel Mathias inspiraron a todos en el barrio, y su amor por el fútbol y el colegio lo ayudaron a hacer nuevos amigos y a convertirse en un ejemplo de empatía y amabilidad para los demás.

FIN.

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