En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una alegre y curiosa niña llamada Ángela.
Ángela tenía una particularidad: su risa era tan contagiosa que hacía reír a todos a su alrededor.
Un día, mientras exploraba el bosque cerca de su casa, encontró un viejo mapa que la llevó a un misterioso lugar que nadie conocía.
Era un jardín mágico lleno de flores cantoras y árboles que contaban historias.
- "¡Mirá esto!" - exclamó Ángela mientras mostraba el mapa a su mejor amiga, Lila.
- "¡No puedo creer que lo hayas encontrado!" - respondió Lila emocionada.
Las dos amigas decidieron seguir el mapa.
En su camino, se encontraron con un perrito llamado Toto que parecía perdido.
- "¡Hola, perrito!
¿Te gustaría acompañarnos?" - preguntó Ángela.
El perrito movió la cola y siguió a las chicas.
Al llegar al jardín mágico, se dieron cuenta de que las flores eran muy especiales.
- "¡Hola, visitantes!" - cantaron las flores al unísono.
- "¿Qué desean de nosotros?"
- "No sabía que las flores podían hablar" - dijo Lila asombrada.
- "Queremos aventuras y diversión" - contestó Ángela.
Las flores propusieron un juego: si lograban resolver tres acertijos, ganarían un deseo.
Las chicas aceptaron con entusiasmo.
El primer acertijo era sobre la amistad.
- "¿Qué es más valioso que el oro y puede romperse en un instante?" - preguntaron las flores.
Las amigas firmaron y Ángela dijo:
- "Es la confianza.
Sin confianza, no hay amistad.
"
Las flores aplaudieron y les entregaron una brillante piedra que, según decía, les daría pistas.
El segundo acertijo estaba relacionado con la naturaleza:
- "¿Qué crece sin raíces y vuela sin alas?"
- "¡Los sueños!" - dijo Ángela sin dudar.
Con el segundo acertijo resuelto, las flores se alegraron y les dieron un ramo de flores lumínicas.
Finalmente, llegó el tercer acertijo.
- "¿Qué se da sin tener y se recibe sin pedir?" - preguntaron las flores.
Las chicas pensaron un poco.
Toto, el perrito, comenzó a ladrar suavemente.
- "¡La alegría!" - exclamó Lila.
- "¡Es correcto!" - gritaron las flores al unísono.
- "Felicitaciones, han resuelto los tres acertijos.
"
De repente, un destello de luz iluminó el jardín.
Las flores giraron en su danza, creando una atmósfera mágica.
Las chicas, emocionadas, decidieron pedir lo más importante.
- "Queremos poder compartir el amor y la alegría con todos en nuestro pueblo" - pidió Ángela.
Con ese deseo, el jardín comenzó a esparcir semillas de alegría a cada rincón del pueblo.
Desde ese día, todos los habitantes empezaron a compartir risas, amor, y buenos momentos.
Toto, el perrito, se convirtió en el mejor amigo de Ángela y Lila, y juntos formaron un club de risas que traía felicidad a cada hogar.
El tiempo pasaba y el jardín mágico seguía floreciendo, recordándoles que la alegría era un regalo que se podía compartir.
Así, Ángela, Lila y Toto aprendieron que lo más valioso en la vida es la amistad y la alegría compartida.
El pueblo se transformó en un lugar lleno de risas, amor y aventuras.
Y siempre que alguien se sentía triste, solo tenía que visitar el jardín mágico para recordar la importancia de reír y ser felices juntos.