Anita, la hormiga voladora y las mariposas multicolores



Había una vez una pequeña hormiga llamada Anita que vivía en un bosque lleno de luz, árboles, flores y mariposas. Anita era diferente a las demás hormigas del bosque porque podía volar como las mariposas.

Un día, mientras Anita volaba por el bosque, se dio cuenta de que las demás hormigas la miraban con asombro y algo de envidia.

Al principio no le importó mucho, pero luego comenzó a sentirse triste al ver cómo las otras hormigas jugaban juntas y la dejaban sola. "¿Por qué soy tan diferente?" -se preguntaba Anita con tristeza.

Una tarde soleada, mientras descansaba sobre una hoja grande cerca del río del bosque, escuchó unos susurros que provenían desde el otro lado del río. Curiosa como siempre fue, decidió seguir los sonidos para saber qué era lo que estaba sucediendo allí. Al llegar al otro lado del río vio un grupo de mariposas multicolores posadas sobre unas ramas.

Se acercó lentamente y les preguntó:"Hola amigas mariposas ¿Qué hacen aquí?""¡Hola Anita! Estamos disfrutando del sol y preparándonos para emprender nuestro viaje hacia otros lugares", respondió una hermosa mariposa azul.

Anita se sintió feliz de haber encontrado nuevas amigas con quienes jugar y aprender cosas nuevas. Pasaron horas contándose historias e intercambiando conocimientos sobre el mundo mágico en el que vivían. La noche llegó pronto y cada uno debía regresar a su hogar.

Las mariposas despidieron a Anita con un fuerte abrazo y le dijeron que la esperaban al día siguiente para seguir jugando. Anita volvió a su hogar en el bosque sintiéndose feliz y agradecida por haber encontrado nuevas amigas.

Al llegar, las demás hormigas se acercaron a saludarla con una sonrisa en sus caritas. "¡Hola Anita! ¿Cómo estuvo tu día?" -preguntaron algunas de ellas.

Anita les contó emocionada todo lo que había pasado y cómo había conocido a las mariposas multicolores del otro lado del río. Las demás hormigas escucharon atentamente y luego comenzaron a preguntarle cosas sobre las mariposas, emocionadas por conocer más sobre ellas. De repente, Anita se dio cuenta de que no era tan diferente como pensaba.

Todos los seres vivos del bosque eran diferentes entre sí pero eso no significaba que no pudieran ser amigos y aprender unos de otros.

A partir de ese día, Anita siguió volando junto a sus amigas mariposas pero también disfrutaba jugar con sus compañeras hormigas en el bosque. Aprendió la importancia de aceptarse tal como es uno mismo y valorar la diversidad en todas sus formas. Y así fue como Anita descubrió que ser diferente era algo especial y hermoso.

FIN.

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