Aprender a cuidar


Había una vez un niño llamado Mateo y una niña llamada Sofía, quienes vivían en una casa con un amplio jardín. Ambos eran muy amigos y siempre esperaban con ansias la llegada de nuevas aventuras.

Un día, después de salir del kinder tarde, se enteraron de que pronto tendrían una nueva mascota: ¡un perro juguetón! Mateo y Sofía estaban emocionados por conocer a su nuevo amigo animal.

No podían esperar para jugar con él en el jardín y enseñarle todos sus juegos favoritos. Pasaron los días imaginando cómo sería tener al perro correteando a su alrededor. Finalmente, llegó el día tan esperado.

Los padres de Mateo y Sofía les dijeron que fueran al patio trasero para conocer a su nueva mascota. Cuando abrieron la puerta, vieron a un pequeño cachorro saltando de alegría. -¡Es hermoso! -exclamó Mateo emocionado mientras acariciaba al perro-.

¿Cómo lo vamos a llamar? -Sugiero que le pongamos —"Rayito"  -dijo Sofía-, porque tiene unos ojos brillantes como el sol. Desde ese momento, Rayito se convirtió en el compañero inseparable de Mateo y Sofía.

Juntos pasaban horas interminables jugando en el jardín: lanzándole pelotas, corriendo detrás de ellos y explorando cada rincón del lugar. Un día soleado, mientras jugaban en medio del pasto verde, escucharon un ruido extraño proveniente del arbusto cercano. Se acercaron sigilosamente para descubrir qué era. Para su sorpresa, encontraron un pajarito herido.

-¡Pobrecito! -dijo Sofía con tristeza-. Tenemos que ayudarlo. Mateo y Sofía tomaron al pajarito con mucho cuidado y lo llevaron a casa. Buscaron en internet cómo curar sus alas rotas y construyeron una pequeña jaula para protegerlo mientras se recuperaba.

Le dieron comida y agua fresca todos los días, esperando pacientemente a que volviera a volar libremente. Después de unas semanas, el pajarito estaba completamente sano y listo para regresar a la naturaleza.

Mateo, Sofía y Rayito lo llevaron al jardín y lo soltaron suavemente. El pajarito revoloteó sus alas como señal de despedida antes de elevarse hacia el cielo.

Esa experiencia les enseñó a Mateo y Sofía la importancia de cuidar a los seres vivos que nos rodean. A partir de ese momento, comenzaron a investigar sobre otras formas de ayudar al medio ambiente: reciclaje, plantación de árboles y conservación del agua.

Con el paso del tiempo, Rayito creció junto a ellos convirtiéndose en un perro leal y protector. Siempre estuvo ahí en cada nueva aventura que emprendían juntos.

Mateo, Sofía y Rayito aprendieron muchas cosas durante su infancia: la importancia del amor incondicional, el valor de la amistad verdadera y el compromiso con el mundo que los rodea. Y así fue como estos tres amigos vivieron felices todas las tardes jugando en su jardín después del kinder tarde, creando recuerdos inolvidables y dejando una huella positiva en el mundo.

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