Aprendiendo a Controlar mi Poder



Juliana era una niña muy especial. Desde pequeña había descubierto que tenía un poder increíble: podía teletransportarse a cualquier lugar que quisiera en un abrir y cerrar de ojos.

Pero el problema era que aún no sabía cómo controlarlo. Un día, mientras jugaba en su habitación, Juliana decidió hacer un experimento. Cerró los ojos con fuerza y pensó en la playa de Cartagena, uno de sus lugares favoritos del mundo.

Cuando los abrió nuevamente, se encontró rodeada por la arena blanca y el mar cristalino. - ¡Lo logré! -exclamó emocionada-. ¡Teletransportarme es lo máximo! Pero pronto se dio cuenta de que algo andaba mal. No sabía cómo regresar a casa. - Oh no...

¿cómo voy a volver? -se preguntó Juliana angustiada. Mientras tanto, sus padres empezaron a preocuparse al ver que su hija no estaba en casa. Llamaron a todos sus amigos y conocidos sin éxito alguno.

- Tiene que estar por aquí cerca -dijo su mamá tratando de tranquilizar a su papá-, ya aparecerá. Sin embargo, cuando llegó la noche y Juliana seguía sin aparecer, decidieron llamar a la policía para reportarla como desaparecida.

Mientras tanto, Juliana seguía perdida en la playa sin saber qué hacer. De repente recordó las palabras de su abuela:- Cuando te sientas asustada o perdida, cierra tus ojos y piensa con fuerza en tu hogar. Allí encontrarás siempre el camino correcto.

Así lo hizo Juliana y como si fuera magia, se encontró de vuelta en su habitación, rodeada por sus padres y la policía. - ¡Juliana! -exclamaron todos al unísono-.

¿Dónde estabas? La niña les contó todo lo que había pasado y cómo había logrado teletransportarse a la playa pero no sabía cómo volver. También les habló de las palabras de su abuela y cómo éstas la habían ayudado a encontrar el camino correcto.

Desde ese día, Juliana comenzó a practicar cada vez más para controlar su poder. Aprendió que debía concentrarse bien antes de teletransportarse para evitar perderse o confundirse. También aprendió que siempre podía contar con el apoyo de su familia y amigos cuando necesitara ayuda.

Juliana se convirtió en una niña más segura de sí misma y feliz por tener un don especial.

Y aunque aún tenía mucho que aprender sobre cómo usarlo correctamente, sabía que siempre tendría el amor y la guía de quienes la querían para seguir adelante.

FIN.

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