Aprendiendo a Escuchar
Había una vez en el bosque encantado de la Patagonia, un grupo de animales bebés traviesos que no obedecían a sus mamás. Había un conejito llamado Toto, una ardilla llamada Coco y un pajarito llamado Pipo.
Estos tres amiguitos siempre estaban metidos en problemas porque no escuchaban las indicaciones de sus mamás. Un día, mientras jugaban cerca del río, las mamás de los animalitos les advirtieron que tuvieran cuidado y que no se acercaran al agua.
"¡Chicos, por favor no vayan tan cerca del río! Podrían caerse y lastimarse", dijo Mamá Coneja. "Sí, escuchen a sus mamás. El agua puede ser peligrosa", agregó Mamá Ardilla.
Pero los traviesos Toto, Coco y Pipo hicieron caso omiso a las advertencias y empezaron a saltar y jugar cerca del borde del río. De repente, Toto resbaló con una piedra suelta y cayó al agua.
Los otros dos amiguitos se asustaron mucho al verlo luchar para mantenerse a flote. "¡Ayuda! ¡Ayuda!", gritaba Toto mientras el agua lo arrastraba lentamente río abajo. Las mamás corrieron hacia el río e intentaron ayudar al conejito atrapándolo con ramas extendidas desde la orilla.
Por suerte, lograron rescatarlo justo a tiempo antes de que llegara a una zona más peligrosa. Después del susto, Toto, Coco y Pipo entendieron la importancia de escuchar a sus mamás y seguir sus consejos para mantenerse seguros.
Se disculparon sinceramente por desobedecerlas y prometieron portarse mejor en adelante. Desde ese día, los tres amiguitos se convirtieron en ejemplos para los demás animales bebés del bosque.
Aprendieron que las mamás siempre quieren lo mejor para ellos y que es importante obedecer sus instrucciones para evitar situaciones peligrosas. Y así termina esta historia donde la travesura llevó a nuestros amigos a aprender una valiosa lección sobre la importancia de escuchar a quienes más nos cuidan: nuestras queridas mamás.
FIN.