Aprendiendo a manejar las emociones



Nico era un niño muy inquieto y distraído. Siempre se enojaba con facilidad y a menudo se sentía triste sin razón aparente. Un día, su abuela le regaló un viaje en globo aerostático.

Mientras volaban, el globo se encontró con una tormenta inesperada, y Nico sintió miedo y comenzó a llorar. La voz amable del piloto lo calmó, explicándole que todos tenemos miedo en algún momento, pero que aprender a manejar las emociones nos hace más fuertes.

A medida que el globo atravesaba la tormenta, Nico aprendió a respirar profundo y a controlar su miedo. Al aterrizar, se sintió orgulloso de haber superado su miedo.

A partir de ese día, Nico practicó técnicas de relajación y encontró formas creativas de expresar sus emociones. Descubrió que pintar, escribir y hablar con su familia lo hacían sentir mejor.

Con el tiempo, Nico se convirtió en un niño tranquilo y su mente se volvió más clara y enfocada, permitiéndole disfrutar de cada momento sin ser dominado por sus emociones.

FIN.

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