Aprendiendo a respetar los sentimientos



Había una vez en un pequeño pueblo andino, tres amigas llamadas Murillo, Ariana y Luna. Murillo, una chica de 13 años, estaba secretamente enamorada de Luna, a quien cariñosamente llamaba Lunita.

Sin embargo, un día, Murillo decidió confesarle sus sentimientos a Luna, quien gentilmente le explicó que solo la veía como amiga. Murillo, desilusionada, triste y confundida, decidió recurrir a hechizos de amor y endulzamientos para conquistar el corazón de Luna.

Sin embargo, aprendió que el amor verdadero no se puede forzar con hechizos. A través de esta experiencia, Murillo aprendió el valor de la amistad, la importancia de respetar los sentimientos de los demás y la fuerza para superar las adversidades.

Descubrió que el amor entre amigos es valioso y que respetar las decisiones de los demás es esencial en cualquier relación. Al final, Murillo logró superar su desilusión y encontró consuelo en el apoyo de sus verdaderas amigas, Luna y Ariana.

FIN.

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