Aprendiendo a Respetarnos
Había una vez un perro llamado Max y un gato llamado Luna. Ambos vivían en una casa muy grande con su dueña, Martina.
Un día, Max estaba jugando con su pelota en la sala de estar cuando vio a Luna pasar corriendo. Sin pensarlo dos veces, empezó a perseguirla por toda la casa. Luna, asustada, se escondió detrás del sofá mientras Max ladraba emocionado. Martina escuchó el ruido y fue a ver qué estaba pasando.
Al ver a los dos animales juntos, se preocupó por la seguridad de ambos y decidió separarlos. "Max, deja de perseguir a Luna", le dijo Martina al perro.
"Pero ella corre tan rápido y me gusta jugar con ella", respondió Max triste. "Lo sé, pero tienes que aprender a respetar el espacio de los demás", explicó Martina pacientemente. Max entendió lo que su dueña le dijo y prometió no volver a molestar a Luna.
Pero después de unos días, volvió a intentar jugar con ella sin tener en cuenta sus sentimientos. Luna se cansó de ser perseguida todo el tiempo y decidió hablar con Max sobre cómo se sentía.
Le explicó que no le gustaba sentirse asustada todo el tiempo y que necesitaba su espacio para poder descansar tranquilamente. Max se sintió mal por haberla hecho sentir así y decidió cambiar su actitud hacia ella.
Empezaron a pasar más tiempo juntos pero esta vez respetando las necesidades del otro. Jugaron juntos cuando ambos querían hacerlo y también pasaron tiempo separados disfrutando de sus propias actividades. Con el tiempo, Max y Luna se convirtieron en grandes amigos y aprendieron a respetar las necesidades del otro.
Martina estaba muy feliz de verlos juntos sin pelear y les daba muchas golosinas como recompensa por su buen comportamiento.
A partir de ese día, Max entendió que perseguir a Luna no era la forma correcta de jugar con ella y aprendió a respetarla. Y Luna también aprendió que podía hablar con sus amigos sobre cómo se sentía para resolver los problemas juntos.
La casa se llenó de risas y diversión gracias a la amistad entre Max y Luna, quienes demostraron que es posible llevarse bien con alguien aunque sea diferente a uno mismo.
FIN.