Aprendiendo a sentir


Había una vez una niña llamada Isa que siempre estaba feliz y sonriente. Pero un día, algo extraño sucedió: Isa comenzó a sentir un dolor en el corazón.

No era un dolor físico, sino más bien un dolor sentimental. Isa no entendía por qué se sentía así, pero decidió hablar con su mamá al respecto.

Mamá le explicó que a veces los sentimientos pueden doler tanto como un golpe en el cuerpo y que eso está bien, porque es parte de ser humano. "¿Pero por qué me duele el corazón?"- preguntó Isa preocupada. "A veces, nuestro corazón puede sentirse triste o confundido debido a situaciones difíciles o cambios en nuestra vida"- respondió mamá con ternura.

Isa reflexionó sobre lo que le había dicho su mamá y decidió hacer algo al respecto. Le pidió a su amigo Lucas que la acompañara al hospital para buscar ayuda.

Al llegar al hospital, conocieron a la doctora Valentina, quien era especialista en dolores sentimentales. La doctora les explicó que muchas veces nuestros sentimientos pueden afectar nuestra salud emocional y física.

Después de escuchar atentamente a Isa, la doctora Valentina decidió hacerle algunas pruebas para entender mejor cuál era la causa de su dolor sentimental. Mientras esperaban los resultados, Lucas animaba a Isa diciéndole lo valiente que estaba siendo al enfrentar sus sentimientos.

Finalmente, llegaron los resultados de las pruebas y la doctora Valentina descubrió algo sorprendente: el dolor sentimental de Isa se debía a una amistad perdida hace mucho tiempo. Había estado guardando ese sentimiento dentro de ella durante mucho tiempo, sin poder expresarlo.

La doctora Valentina le explicó a Isa que era importante hablar sobre sus sentimientos y no guardarlos dentro de su corazón. Le enseñó técnicas para lidiar con el dolor sentimental, como escribir en un diario o hablar con alguien de confianza.

Isa siguió los consejos de la doctora Valentina y poco a poco comenzó a sentirse mejor. Compartió sus sentimientos con sus padres y amigos, quienes estuvieron ahí para apoyarla en todo momento.

Con el tiempo, Isa aprendió que es normal tener dolores sentimentales y que no hay nada de malo en buscar ayuda cuando sea necesario. Aprendió a expresar sus emociones y a cuidar su salud mental tanto como su salud física.

Desde aquel día, Isa se convirtió en una niña valiente y empática que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Su experiencia en el hospital la inspiró a estudiar psicología para poder ayudar a más personas que estuvieran pasando por situaciones similares.

Y así, Isa descubrió que enfrentar nuestros sentimientos nos hace más fuertes y nos permite crecer como personas. Aprendió la importancia de cuidar su corazón emocional tanto como su corazón físico, llevando consigo esa lección durante toda su vida.

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