Aprendiendo a ser amables
Juli y Agus eran dos niñas muy curiosas y aventureras. Les encantaba jugar en el jardín, correr por la casa y descubrir cosas nuevas cada día. Pero lo que más amaban era pasar tiempo con su mamá, Sheila.
Sheila era una madre amorosa y dedicada que siempre estaba dispuesta a jugar con ellas, escuchar sus historias y enseñarles cosas nuevas. Les leía cuentos antes de dormir, les preparaba ricos desayunos y las ayudaba con sus tareas escolares.
Un día, mientras paseaban por el parque cercano a su casa, Sheila notó que Juli se había quedado atrás. Al acercarse para ver qué pasaba, se dio cuenta de que Juli tenía una piedra atascada en su zapato.
- Mamá, me duele mucho el pie -dijo Juli con lágrimas en los ojos. Sheila la abrazó fuerte y le dijo:- No te preocupes mi amor, yo te voy a ayudar a sacarte la piedra del zapato.
Con mucha paciencia y cuidado, Sheila logró quitar la piedra del zapato de Juli. Las niñas estaban muy contentas de poder seguir jugando sin dolor en los pies gracias al amoroso cuidado de su mamá.
Esa noche antes de dormir, las niñas le preguntaron a su mamá cómo sabía tanto sobre cómo sacar una piedra del zapato. - Aprendí muchas cosas cuando era joven -respondió Sheila-. Y siempre estoy aprendiendo algo nuevo cada día.
Lo importante es nunca dejar de aprender y estar dispuesto a ayudar a quienes nos rodean. Las niñas asintieron emocionadas mientras se abrazaban a su mamá. Desde ese día, Juli y Agus comenzaron a prestar más atención a las personas que necesitaban ayuda.
Ayudaban a sus amigos en el colegio, compartían sus juguetes con los niños menos afortunados y siempre estaban dispuestas a escuchar a quienes necesitaban un amigo.
Un día, mientras iban caminando por la calle, se encontraron con una señora mayor que estaba teniendo dificultades para cargar unas bolsas pesadas. Sin dudarlo, Juli y Agus se acercaron para ayudarla. - Muchas gracias mis niñas -dijo la señora emocionada-. Son muy amables.
Sheila miró orgullosa a sus hijas mientras les decía:- Ven lo importante que es ser amable y estar atentos a las necesidades de los demás. Siempre recuerden eso mis amorosas hijas.
Juli y Agus sonrieron felices sabiendo que habían hecho algo bueno por alguien más gracias al amoroso cuidado de su mamá.
FIN.