Aprendiendo a ser mágicos


Matilda era una niña traviesa y curiosa que siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Vivía en un pequeño pueblo de Argentina, pero debido a la ausencia de sus padres, fue enviada a un internado llamado "El Roble" donde debía pasar la mayor parte del tiempo. El internado era un lugar estricto y aburrido. Los días se volvían monótonos y Matilda anhelaba salir y explorar el mundo exterior.

Pero cada vez que intentaba escaparse, los maestros la atrapaban y le daban castigos severos. Un día, mientras caminaba por los pasillos del internado con su amiga Clara, Matilda notó una puerta secreta detrás de un viejo armario.

Su corazón comenzó a palpitar emocionada por lo desconocido que había detrás de ella. "Clara, ¿has visto esta puerta antes? ¡Parece ocultar algo interesante!"- exclamó Matilda emocionada. Clara miró asombrada y respondió "No tenía idea de su existencia.

¿Crees que deberíamos entrar?"-Sin pensarlo dos veces, las dos niñas empujaron el armario y entraron en la misteriosa habitación. Para su sorpresa, descubrieron un libro antiguo en una estantería polvorienta. "¡Mira esto! ¡Es un libro mágico!"- gritó Matilda emocionada al ver letras brillantes en cada página.

Las dos niñas se sentaron en el suelo junto a la ventana para leer el libro mágico. A medida que avanzaban en las páginas, se dieron cuenta de que contenía hechizos para hacer realidad sus deseos.

"¿Te imaginas si pudiéramos hacer que el internado sea un lugar divertido y emocionante?"- sugirió Clara con los ojos brillantes de entusiasmo.

Matilda sonrió y respondió "¡Claro! ¡Podríamos convertir a los maestros en payasos, tener clases al aire libre y reírnos todo el día!"-Las dos amigas comenzaron a practicar los hechizos del libro. Pasaron días enteros experimentando y haciendo realidad sus sueños más salvajes. Pero pronto se dieron cuenta de que cada vez que usaban un hechizo, algo malo sucedía.

Los maestros se volvían torpes y distraídos, las clases eran un caos total y la comida del comedor desaparecía misteriosamente. El internado se convirtió en una locura total. Matilda y Clara se sintieron culpables por las consecuencias de sus acciones.

Se dieron cuenta de que no era correcto usar la magia para cambiar las cosas sin pensar en las consecuencias. Decidieron buscar una solución para revertir todos los hechizos antes de que fuera demasiado tarde.

Afortunadamente, encontraron un último hechizo en el libro: "El poder de la responsabilidad". Las dos niñas cerraron los ojos, tomaron una profunda respiración y pronunciaron las palabras mágicas. Al abrir los ojos, vieron cómo todo volvía a la normalidad lentamente.

A partir de ese día, Matilda aprendió una gran lección sobre la importancia de ser responsable con nuestras acciones. Comprendió que no debemos buscar atajos fáciles para cambiar las cosas, sino trabajar duro y ser pacientes.

Matilda se convirtió en una niña más madura y respetuosa. Aunque seguía siendo traviesa, aprendió a canalizar su energía de manera positiva dentro del internado.

Ayudaba a los maestros con tareas extra, organizaba actividades divertidas para sus compañeros de clase y se esforzaba por ser una buena amiga. Con el tiempo, Matilda ganó el respeto de todos en el internado y se convirtió en una inspiración para otros niños.

Su historia demostró que siempre hay oportunidades para crecer y aprender, incluso en los lugares más inesperados. Y así, Matilda enseñó a todos que la verdadera magia está en ser responsable con nuestras acciones y hacer del mundo un lugar mejor cada día.

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