Aprendiendo a ser prudentes



Había una vez en el bosque un osito muy travieso llamado Benito. Benito era un osito muy curioso que siempre estaba explorando y metiéndose en problemas.

A pesar de tener un corazón bueno, parecía atraer los accidentes como si fueran imanes. Un día, mientras jugaba cerca de un río, Benito resbaló en una piedra y cayó al agua con un gran chapuzón.

Al salir empapado y temblando de frío, se dio cuenta de que necesitaba ayuda para evitar tantos accidentes. Decidió entonces visitar a su amiga la ardilla Sabrina, conocida por ser muy sabia y prudente. "Sabrina, ¿cómo puedo evitar todos estos accidentes que me pasan?"- preguntó Benito con tristeza en sus ojos.

La ardilla Sabrina lo miró con cariño y le dijo: "Benito, creo que lo primero que debes hacer es prestar más atención a tu entorno. Muchas veces los accidentes ocurren porque no estamos concentrados en lo que hacemos.

"-Benito asintió con la cabeza y decidió seguir el consejo de Sabrina. Esa misma tarde, mientras caminaba por el bosque, vio a un conejito cruzar corriendo sin fijarse bien si venía algún peligro.

Rápidamente lo detuvo antes de que fuera atropellado por un tronco que caía de un árbol. El conejito asustado le dio las gracias a Benito por salvarlo y este se sintió muy bien consigo mismo.

Había evitado un accidente estando atento a su entorno, tal como le había recomendado Sabrina.

Poco a poco, Benito fue aplicando todas las enseñanzas de Sabrina en su vida diaria: miraba bien antes de cruzar un camino, no corría cerca del borde de los acantilados y pensaba dos veces antes de actuar impulsivamente. Un día, mientras recogía frutas del bosque junto a unos pajaritos amigos suyos, escucharon un rugido fuerte proveniente del otro lado del río. Era un oso enorme que se acercaba hacia ellos gruñendo amenazadoramente.

Los pajaritos entraron en pánico y empezaron a revolotear sin rumbo fijo. En cambio, Benito mantuvo la calma e ideó rápidamente un plan para protegerlos a todos.

Recordando sus experiencias pasadas y siguiendo los consejos de Sabrina, guió al grupo hacia una cueva cercana donde pudieron esconderse hasta que el oso se alejara. Al final del día, cuando ya estaban seguros y el peligro había pasado, los pajaritos felicitaron a Benito por su valentía y astucia para enfrentar la situación tan difícil.

Desde ese día en adelante, Benito siguió siendo tan travieso como siempre pero aprendió a ser más prudente y cuidadoso en sus aventuras.

Gracias al apoyo de sus amigos y las enseñanzas sabias de Sabrina, pudo evitar muchos más accidentes y convertirse en todo un ejemplo para los demás animales del bosque.

FIN.

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