Aprendiendo a ser yo mismo



Juani era un niño muy especial. Desde pequeño, sentía que algo en su cuerpo no estaba bien, como si hubiera nacido en el cuerpo equivocado.

No se identificaba con los géneros binarios y esto lo hacía sentir solo y triste. Un día, Juani llegó a la escuela y recibió una gran sorpresa.

La maestra de ESI (Educación Sexual Integral), la seño Ana, les dijo a todos los niños que iban a hablar sobre las diferencias entre las personas y cómo cada uno es único e irrepetible. "Hoy vamos a hablar sobre algo muy importante: la diversidad", comenzó la seño Ana. "Cada uno de nosotros es diferente y eso es lo que nos hace especiales".

Juani prestó mucha atención a lo que decía la seño Ana. Finalmente alguien hablaba de lo que él sentía pero no podía explicar. "Hay muchas formas de ser hombre o mujer", continuó la seño Ana.

"Y también hay muchas otras formas de ser persona, como por ejemplo, ser transgénero". Juani no podía creerlo. ¿Cómo sabía ella exactamente lo que él estaba sintiendo? Se acercó tímidamente hacia ella al finalizar la clase:"Seño Ana...

¿usted sabe qué significa ser transgénero?"La maestra sonrió cálidamente y le explicó todo lo que sabía sobre el tema. Le habló de otras personas como él, famosas o no, para demostrarle que no estaba solo en su sentir.

"Puedes llamarte como quieras y vestirte con ropa que te haga sentir cómodo", le dijo al finalizar su charla. Juani se sintió tan aliviado y feliz que no podía esperar para llegar a su casa y contárselo a su familia.

Pero cuando llegó, su mamá estaba muy ocupada con el trabajo y su papá estaba viendo fútbol en la tele. "Mamá, papá... hoy aprendí algo muy importante en la escuela", dijo Juani emocionado.

"Ah sí, ¿qué fue?", preguntó su mamá distraída. "Aprendí que soy transgénero", respondió Juani con una gran sonrisa. Pero sus padres no parecían entender lo que significaba eso. Se miraron entre ellos sin saber qué decir.

Juani se sintió triste de nuevo, como si volviera a estar solo otra vez. Pero entonces recordó las palabras de la seño Ana: "puedes llamarte como quieras". Así que decidió buscar un nombre que le gustara más y le hiciera sentirse bien consigo mismo.

Se dio cuenta de que había muchas posibilidades, pero finalmente eligió uno corto y dulce: Jua.

Desde ese día, Jua comenzó a vestir ropa distinta y a comportarse como él quería sin importarle lo que dijeran los demás niños o adultos. Sabía quién era realmente gracias a la ayuda de la seño Ana y eso era lo único importante para él.

Un día en el recreo, unos niños comenzaron a burlarse de él por cómo estaba vestido:"¡Mira ese niño! ¡Se viste como una chica!". Jua intentó ignorarlos pero no pudo evitar sentirse mal por dentro. Entonces recordó las palabras de la seño Ana sobre cómo cada uno es único e irrepetible.

"Sí, me visto como una chica. ¿Y qué?" respondió con seguridad. "Cada uno puede vestirse como quiera y ser quien realmente es". Los niños quedaron sorprendidos por su respuesta y se fueron sin decir nada más.

Jua se sintió muy valiente y orgulloso de sí mismo por haberse defendido. Al final del día, la seño Ana lo llamó a su escritorio:"Jua, hoy demostraste que eres un niño muy valiente", le dijo sonriendo.

"Te voy a regalar este libro para que puedas seguir aprendiendo sobre las diferencias entre las personas". Jua abrió el libro emocionado y leyó en voz alta el título: "Todos somos únicos".

Sintió que era verdad, cada persona tenía algo especial dentro de sí misma. A partir de ese día, Jua supo quién era realmente gracias a la ayuda de la seño Ana y decidió no dejar nunca más que nadie lo hiciera sentir mal por ser diferente.

Y así fue feliz siendo él mismo todos los días.

FIN.

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