Aprendiendo a Volar en Equipo



Había una vez, en las grandes montañas de Egipto, una princesa llamada Naharen y su amigo el dragón dorado Etoirir. A pesar de que eran muy diferentes, se habían convertido en inseparables amigos.

Un día, mientras paseaban por las montañas, Naharen notó que Etoirir estaba triste. Al preguntarle qué le pasaba, el dragón confesó que siempre había querido volar pero nunca había aprendido cómo hacerlo.

Naharen decidió ayudarlo y le dijo: "¡No te preocupes! Yo te enseñaré a volar". Etoirir no podía creer lo que escuchaba. ¿Realmente podría aprender a volar? La princesa tomó al dragón por la mano y lo llevó hasta un acantilado alto. "Aquí es donde comenzaremos", dijo ella.

"¿Estás lista?" preguntó Naharen. "Sí" respondió Etoirir con entusiasmo. Naharen explicó cómo desplegar sus alas y moverlas para poder levantar el vuelo. Pero cuando llegó el momento de saltar del acantilado, Etoirir se asustó y retrocedió. "No puedo hacerlo", dijo con miedo.

"Claro que puedes", respondió Naharen con seguridad. "Confía en ti mismo". Después de mucho animarlo y darle ánimo, finalmente lograron saltar juntos.

Los primeros momentos fueron difíciles; Etoirir luchaba por mantenerse en el aire mientras intentaba controlar sus alas temblorosas. Pero poco a poco fue ganando confianza y habilidad gracias a los consejos y el apoyo de Naharen.

Juntos, volaron por encima de las montañas, disfrutando del paisaje y la sensación de libertad que les daba el vuelo. "¡Lo estoy logrando!" exclamó Etoirir emocionado. "Claro que sí", respondió Naharen sonriendo. "Eres un gran aprendiz". Después de varias horas volando juntos, decidieron aterrizar en una pradera cercana para descansar.

Etoirir estaba radiante y lleno de entusiasmo por haber aprendido a volar gracias a su amiga. "¡Gracias Naharen! Nunca olvidaré este día", dijo Etoirir emocionado. "No hay nada que agradecer, amigo mío", respondió la princesa con cariño. "Siempre estaré aquí para ayudarte".

Desde ese día en adelante, Etoirir se convirtió en uno de los mejores amigos de Naharen y juntos vivieron muchas aventuras más. Aprendieron que, aunque eran muy diferentes, podían ayudarse mutuamente y hacer cosas increíbles cuando trabajaban juntos.

Y así termina nuestra historia, demostrándonos que siempre es posible aprender algo nuevo si tenemos alguien que nos apoye y nos guíe en el camino hacia nuestros sueños.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!