Aprendiendo con las Olas


Había una vez dos hermanos llamados Lucas y Martina, que decidieron pasar un día en la playa. Estaban muy emocionados por disfrutar del sol, el mar y construir castillos de arena.

Cuando llegaron a la playa, se quitaron los zapatos y corrieron hacia el agua. Pero lo que no sabían era que las olas estaban más fuertes de lo normal ese día.

Sin darse cuenta, se adentraron demasiado en el mar y pronto se encontraban luchando contra las olas. Lucas intentó nadar hacia la orilla, pero estaba agotado y apenas podía mantenerse a flote. Martina también estaba asustada y comenzó a llamar por ayuda. En ese momento apareció Don Antonio, un viejo pescador con mucha sabiduría.

Se dio cuenta de que los niños estaban en peligro y decidió ayudarlos. Nadó rápidamente hacia ellos y les dijo:"¡Ayuda! ¡Estamos atrapados!" gritó Lucas desesperado.

Don Antonio sonrió amablemente y les respondió: "No hay mal que por bien no venga". Los hermanos quedaron desconcertados ante aquella respuesta tan inusual. Pero antes de que pudieran decir algo más, Don Antonio continuó:"Vamos a salir de esta situación juntos. Como dice el refrán: "La unión hace la fuerza".

"Con esfuerzo, los tres comenzaron a nadar hacia la orilla mientras luchaban contra las poderosas olas.

En medio de su travesía, Lucas exclamó:"¡Esto está cada vez peor!"Don Antonio le contestó con calma: "Tranquilo, que "no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista"". Martina, aunque asustada, se inspiró en las palabras del pescador y decidió no rendirse. Juntos continuaron nadando y finalmente alcanzaron la seguridad de la orilla.

Mientras recuperaban el aliento, Don Antonio les explicó a los hermanos cómo usar las corrientes a su favor y cómo reconocer cuando el mar está peligroso. Les enseñó importantes lecciones sobre el respeto al mar y la importancia de estar siempre alerta.

"Recuerden chicos", dijo Don Antonio con una sonrisa, "en la vida hay momentos difíciles pero siempre podemos encontrar una solución. Como dice el refrán: "No por mucho madrugar amanece más temprano"".

Lucas y Martina agradecieron enormemente a Don Antonio por salvarles la vida y por sus sabios consejos. Aprendieron que los refranes pueden ser útiles en situaciones complicadas y también comprendieron la importancia de aprender sobre el entorno natural para disfrutarlo con seguridad.

Desde aquel día, Lucas y Martina se convirtieron en grandes amigos de Don Antonio. Juntos compartían aventuras en la playa mientras aprendían nuevos refranes e historias fascinantes sobre el mar.

Y así fue como dos hermanos descubrieron que incluso en los momentos más difíciles, las palabras sabias pueden ser un salvavidas. Y además entendieron que nunca es tarde para aprender algo nuevo o escuchar un buen refrán argentino. Fin

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