Aprendiendo juntas


Uma era una niña muy curiosa y creativa, le encantaba dibujar y escribir historias fantásticas. Pero cuando se trataba de matemáticas, se sentía un poco perdida.

Ailen, su hermana mayor, era muy buena en esta materia y siempre sacaba buenas notas. Un día, después de la escuela, Uma llegó a casa con un montón de tareas difíciles de matemáticas que no podía resolver. Su mamá Agostina intentó ayudarla pero ella también estaba confundida.

"No entiendo nada", dijo Uma frustrada. Ailen estaba en su habitación estudiando cuando escuchó a su hermana pequeña llorando. Se acercó para ver qué pasaba. "¿Qué te pasa, Uma?", preguntó Ailen. "No puedo hacer estas tareas de matemáticas...

son demasiado difíciles", respondió Uma entre sollozos. Ailen sabía que las matemáticas podían ser complicadas al principio pero también sabía que con esfuerzo y práctica se podían entender mejor.

"Vamos a trabajar juntas en esto", dijo Ailen con una sonrisa tranquilizadora. Las dos hermanas comenzaron a revisar las tareas juntas. Ailen explicaba los conceptos paso a paso mientras Uma tomaba notas y hacía preguntas para asegurarse de entender todo correctamente.

Poco a poco Uma comenzó a comprender los ejercicios y resolvía problemas más complejos sin ayuda adicional. "¡Lo lograste!", exclamó Ailen emocionada al ver que su hermana menor había resuelto todos los ejercicios correctamente.

Uma estaba muy contenta consigo misma y agradecida con su hermana mayor por su ayuda. "¡Gracias, Ailen! Ahora entiendo mucho mejor las matemáticas", dijo Uma sonriendo. A partir de ese día, Uma comenzó a disfrutar más de las matemáticas y su confianza se fortaleció.

Se dio cuenta de que si trabajaba duro y pedía ayuda cuando lo necesitaba, podía superar cualquier obstáculo en la vida. Y así, las dos hermanas aprendieron una valiosa lección juntas: siempre hay alguien dispuesto a ayudarte si les pides amablemente.

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