Aprendiendo juntos
Había una vez en la selva un león llamado León, un oso llamado Oso y un tigre llamado Tigre. Aunque eran muy diferentes entre sí, tenían algo en común: todos querían ser más inteligentes emocionalmente.
Un día, los tres amigos se encontraron debajo de un árbol y empezaron a hablar sobre sus deseos de mejorar su inteligencia emocional.
León dijo: "Quiero aprender a controlar mi ira", Oso agregó: "Yo quiero aprender a ser más paciente" y Tigre dijo: "Yo quiero aprender a expresar mis sentimientos". Decidieron buscar ayuda para lograr sus objetivos y se dirigieron al sabio mono de la selva.
El mono les explicó que para mejorar su inteligencia emocional debían enfrentarse a diferentes desafíos que les enseñarían valiosas lecciones. El primer desafío fue el del autocontrol. El mono les pidió que caminaran por una cuerda floja sin caerse mientras él lanzaba bananas tentadoras frente a ellos.
León fue el primero en intentarlo, pero cada vez que veía una banana, perdía el control y saltaba hacia ella. Oso tampoco logró resistirse y cayó al suelo junto con las bananas.
Sin embargo, Tigre logró mantenerse firme en la cuerda floja sin dejarse llevar por las distracciones. El segundo desafío fue el de la paciencia. El mono colocó tres platos vacíos frente a ellos y les pidió que esperaran pacientemente hasta que él pusiera comida en los platos.
León no pudo contenerse y comenzó a rugir impacientemente mientras esperaba. Oso también se impacientó y comenzó a gruñir. Pero Tigre, con una gran sonrisa en su rostro, esperó pacientemente hasta que finalmente llegó la comida.
El último desafío fue el de expresar los sentimientos. El mono les pidió que dibujaran un retrato de sí mismos mostrando cómo se sentían. León dibujó una cara enojada, Oso dibujó una cara triste y Tigre dibujó una cara feliz rodeada de corazones.
El mono les explicó que es importante poder expresar nuestros sentimientos para comunicarnos mejor con los demás.
Después de enfrentar estos desafíos, León, Oso y Tigre regresaron al sabio mono para contarle sus experiencias y lo mucho que habían aprendido sobre inteligencia emocional. El mono sonrió y les dijo: "Han demostrado ser valientes al enfrentarse a estos desafíos y han aprendido lecciones muy importantes".
Desde ese día, León, Oso y Tigre se convirtieron en grandes amigos y siempre estuvieron dispuestos a ayudarse mutuamente a mejorar su inteligencia emocional. Aprendieron a controlar sus emociones negativas, a tener paciencia en situaciones difíciles y a expresar sus sentimientos de manera adecuada.
La selva estaba orgullosa de ellos por haber alcanzado su objetivo y todos los animales del lugar admiraban la amistad entre el león, el oso y el tigre. Juntos demostraron que no importa cuán diferentes seamos, siempre podemos aprender unos de otros si nos apoyamos mutuamente.
Y así vivieron felices en la selva, compartiendo sus conocimientos sobre inteligencia emocional con todos los demás animales, ayudándolos a crecer y ser mejores cada día.
FIN.