Arco y la lección del perdón en el océano
En lo más profundo del océano, en un lugar lleno de color y vida, vivía un pequeño caballito de mar arcoíris llamado Arco.
Arco había llegado recientemente a ese mar y estaba muy emocionado por explorar y hacer nuevos amigos. Desde el momento en que llegó, Arco comenzó a nadar por todos lados, admirando la belleza de los corales y las diferentes criaturas marinas que habitaban allí.
Sin embargo, se dio cuenta de que muchos de los habitantes del mar lo miraban con curiosidad y cierta desconfianza debido a su aspecto tan diferente. Un día, mientras nadaba cerca de un grupo de peces payaso, escuchó risas y murmullos a sus espaldas.
Se dio vuelta y vio a un grupo de peces globo burlándose de él. Arco se sintió triste y solo en ese momento, pero decidió no dejarse vencer por las palabras hirientes.
Decidido a encontrar amigos verdaderos, Arco continuó explorando el mar en busca de compañía. Fue entonces cuando se topó con una tortuga anciana llamada Tita, quien al verlo acercarse le sonrió amablemente. "Hola pequeño caballito arcoíris, veo que eres nuevo por aquí. ¿Cómo te llamas?" -preguntó Tita con voz suave.
"¡Hola! Soy Arco, un caballito de mar arcoíris. Estoy buscando amigos en este hermoso mar", respondió Arco con entusiasmo. Tita invitó a Arco a acompañarla en su recorrido diario por el fondo del mar.
Mientras nadaban juntos, Tita le contaba historias sobre la importancia de la amistad y la diversidad en el océano. Arco se sentía feliz al tener finalmente alguien con quien compartir sus aventuras.
Días después, mientras exploraban una cueva submarina, escucharon risas provenientes del interior. Con cautela se acercaron y descubrieron a los mismos peces globo que antes se habían burlado de Arco atrapados entre unas algas.
Sin dudarlo ni un segundo, Arco utilizó su cola para liberar a los peces globo sin pedir nada a cambio. Los peces globo se disculparon sinceramente por haberse portado mal con él y le pidieron perdón. "No hay problema", dijo Arco con una sonrisa sincera.
"Todos cometemos errores pero lo importante es aprender de ellos". A partir de ese día, los peces globo aprendieron a valorar la amistad verdadera gracias al gesto generoso de Arco. Juntos formaron un grupo diverso pero unido donde cada uno era respetado por ser como era.
Arco comprendió entonces que la verdadera amistad no tiene fronteras ni prejuicios; simplemente nace del corazón y florece cuando se cultiva con amor y comprensión hacia los demás.
Y así fue como el pequeño caballito arrojó luz sobre el fondo del mar oscuro con sus colores brillantes e iluminó no solo el camino hacia nuevos amigos sino también hacia una vida llena de alegría y camaradería bajo las olas del inmenso océano azul.
FIN.