Arcoíris and the Gardens Revival



Había una vez un hermoso colibrí llamado Arcoíris, que vivía en el jardín de la casa de Ana.

Arcoíris era especial porque tenía plumas de todos los colores del arcoíris, lo que lo hacía destacar entre todos los demás pájaros. Arcoíris era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras volaba por el jardín, notó que las flores estaban tristes y marchitas. Decidió acercarse para ver qué les pasaba.

Al acercarse a las flores, Arcoíris se dio cuenta de que estaban tristes porque nadie las visitaba. Las abejas y mariposas solían venir a beber su néctar, pero últimamente no había habido ninguna visita.

Esto preocupó mucho a Arcoíris y decidió hacer algo al respecto. "¡Hola flores! ¿Qué les pasa? ¿Por qué están tan tristes?"- preguntó Arcoíris con ternura.

Las flores levantaron sus cabezas débilmente y respondieron: "Nosotras estamos aquí para embellecer el jardín y darle vida, pero nadie viene a visitarnos ni nos da cariño". Arcoíris sintió mucha pena por ellas y decidió ayudarlas. Recordó haber escuchado alguna vez que el néctar de las flores es delicioso, así que tuvo una idea brillante.

"¡Florecitas lindas! ¡Yo puedo ser quien pruebe su néctar! Seguro que si yo vengo a visitarlas, otros pájaros también querrán venir"- exclamó emocionado. Las flores se alegraron al escucharlo y le dieron las gracias.

A partir de ese día, Arcoíris comenzó a picar el néctar de cada una de las flores del jardín. Con su pico diminuto y delicado, probaba un poco de cada flor sin dañarlas. Poco a poco, otros pájaros empezaron a notar la presencia de Arcoíris en el jardín.

Se acercaban para ver qué hacía y al probar el néctar que él les recomendaba, quedaban fascinados por su sabor delicioso. "¡Arcoíris! ¡Gracias por mostrarnos este maravilloso tesoro!"- exclamaron los demás pájaros emocionados.

El jardín volvió a llenarse de vida y color. Las abejas y mariposas regresaron, así como muchos otros colibríes que querían disfrutar del néctar dulce que las flores ofrecían. Arcoíris se convirtió en el guardián de las flores, asegurándose siempre de que estuvieran bien alimentadas y cuidadas.

Su amistad con ellas era tan fuerte que incluso crecieron nuevas flores con colores más brillantes y hermosos.

Ana observaba todo desde su ventana y sonreía feliz al ver cómo Arcoíris había logrado transformar el jardín en un lugar mágico lleno de vida nuevamente. La historia del colibrí Arcoíris nos enseña la importancia de ayudarnos mutuamente y cuidar nuestra naturaleza. A veces, solo necesitamos una pequeña chispa para hacer grandes cambios en nuestro entorno.

Y recuerda, nunca subestimes el poder de un pequeño acto de amabilidad.

FIN.

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