Arcoíris Brillante
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una abuela llamada Tetera.
Era conocida por todos como la abuela tetera favorita del lugar, ya que siempre tenía una sonrisa cálida y una taza de té para compartir con quien lo necesitara. Un día soleado, mientras paseaba por el parque del pueblo, la abuela Tetera se encontró con un niño llamado Arcoíris. El niño estaba triste y solitario, así que la abuela Tetera decidió acercarse a él.
- Hola, querido Arcoíris. ¿Por qué estás tan triste? - preguntó la abuela Tetera con ternura. El niño levantó la mirada y respondió:- Es que no tengo amigos en el colegio. Todos me ignoran porque soy diferente.
La abuela Tetera se sentó junto a Arcoíris y le dijo:- Querido Arcoíris, ser diferente es algo maravilloso. Mira mis colores brillantes: cada uno representa algo especial en mí. Y tú también tienes algo único que te hace especial.
Solo debes encontrarlo y mostrarlo al mundo. Arcoíris miró a la abuela Tetera con curiosidad y preguntó:- ¿Cómo puedo hacer eso? La abuela sonrió sabiamente y respondió:- Primero debes creer en ti mismo y tener confianza en tus habilidades.
Luego, encuentra actividades que disfrutes hacer y compártelas con los demás. Verás cómo poco a poco comenzarán a apreciar tu singularidad. Arcoíris asintió emocionado ante las palabras de la abuela Tetera y decidió seguir su consejo.
Comenzó a explorar diferentes actividades, desde pintura hasta música, y compartía sus talentos con los demás niños del colegio. Poco a poco, Arcoíris fue ganando confianza en sí mismo y atrayendo la atención de sus compañeros.
Pronto, se dio cuenta de que no era tan diferente después de todo. Todos tenían algo especial dentro de ellos. Un día, durante una feria escolar, Arcoíris decidió organizar un espectáculo donde todos pudieran mostrar sus talentos.
Invitó a cada niño del colegio a participar y demostrar lo que los hacía únicos. El día del espectáculo llegó y el patio del colegio se llenó de risas, música y colores brillantes.
Cada niño mostraba su talento con orgullo mientras Arcoíris los animaba desde el escenario. Al final del espectáculo, Arcoíris subió al escenario junto a la abuela Tetera y dijo:- Queridos amigos, hoy hemos aprendido que ser diferente es hermoso. Cada uno de nosotros tiene algo especial dentro que nos hace únicos.
¡Celebremos nuestras diferencias juntos! Todos aplaudieron emocionados y se dieron cuenta de que no había razón para ignorar o rechazar a alguien solo por ser diferente.
Desde ese día, el pueblo entero celebraba las diferencias entre las personas y valoraban cada talento único que cada individuo tenía para ofrecer. Arcoíris nunca volvió a sentirse solo o triste porque ahora sabía que siempre habría alguien dispuesto a apreciarlo tal como era: un niño brillante como un arcoíris.
Y así, la abuela Tetera y Arcoíris se convirtieron en grandes amigos, compartiendo tazas de té y risas mientras recordaban ese maravilloso día en el que descubrieron juntos el poder de la aceptación y la celebración de las diferencias.
FIN.