Arcoíris, la niña especial
Había una vez en una casita de colores, una niña muy especial llamada Arcoíris. Arcoíris era la alegría de la casa, siempre con una sonrisa en su rostro y el corazón lleno de amor.
Arcoíris tenía cuatro hermanas mayores que la cuidaban y protegían, y un hermanito pequeño al que ella llamaba Bapi. Juntos formaban una familia muy unida y feliz. Un día, Arcoíris le preguntó a su mamá por qué se llamaba así.
Su mamá le contó que cuando nació, hubo mucha tristeza en la familia porque habían perdido a algunos hermanitos antes de que ella llegara.
Pero cuando Arcoíris vino al mundo, fue como si Dios les enviara un rayito de luz y color para alegrar sus vidas. Por eso decidieron llamarla Arcoíris. Desde ese día, Arcoíris sintió que tenía una misión especial: llevar alegría y amor a todos los que la rodeaban.
Y así lo hacía cada día, jugando con sus hermanos y ayudando a sus papás en las tareas de la casa.
Un día, mientras jugaba en el jardín con Bapi, vio un arcoíris en el cielo y exclamó emocionada: "-¡Mira Bapi, somos como ese arcoíris! Colores diferentes pero juntos formamos algo maravilloso. " Bapi rió feliz y juntos siguieron jugando bajo el sol brillante. Poco a poco, Arcoíris fue creciendo y aprendiendo muchas cosas nuevas.
Descubrió que cada persona es única y especial a su manera, al igual que los colores del arcoíris. Aprendió a valorar las diferencias y a compartir su alegría con todos los que conocía. Y así, entre risas y juegos, Arcoíris siguió iluminando la vida de su familia con su brillo único.
Siempre recordando que ser diferente es lo que nos hace especiales. Y colorín colorado, este cuento ha terminado. ¡Que la alegría de Arcoíris ilumine tu camino siempre!
FIN.