Ardi la Ardilla y la Magia de la Lectura



En una aula luminosa y llena de risas, vivía una pequeña ardilla llamada Ardi. Ardi la Ardilla no era una ardilla común y corriente; tenía un brillante pelaje color marrón y unos ojitos llenos de curiosidad. Su hogar era la clase de 2ºC, un lugar donde 18 niños y niñas vivían aventuras solo con abrir un libro.

Todos los días, cuando sonaba el timbre para el recreo, Ardi se asomaba curiosa desde su escondite en la biblioteca. A ella le encantaba leer con los chicos. Su libro favorito era “Las Aventura de Pipo y su Gran Viaje”. A menudo, los niños la invitaban a unirse a ellos.

"¡Hola, Ardi! Vení a leer con nosotros!" - decía Sofía, una de las niñas más alegres de la clase.

"¡Sí, Ardi! Hoy vamos a descubrir un bosque encantado!" - añadía Lucas, entusiasmado con la idea.

Ardi se subía en la mesa, se acomodaba entre los libros y comenzaba a leer junto a sus amigos. Les encantaba inventar finales a las historias y hacer voces divertidas para los personajes. Cada día, Ardi aprendía algo nuevo y sentía que su corazón se llenaba de alegría.

Sin embargo, cada tarde, cuando el día terminaba y los chicos debían regresar a casa, Ardi se ponía un poco triste. Mucho más, cuando escuchaba el sonido de los zapatos alejándose.

"¿Por qué no puedo ir con ellos?" - pensaba mirando por la ventana, esperando la llegada del nuevo día.

Una tarde, mientras se acurrucaba entre los libros, Ardi escuchó un sonido extraño detrás de una estantería. Era un libro que parecía brillar. Curiosa, Ardi se acercó y, al tocarlo con su patita, ¡bum! Un destello de luz la rodeó y, de repente, se encontró dentro del libro.

Ardi parpadeó varias veces y, al abrir los ojos, descubrió que estaba en un precioso bosque encantado. El lugar estaba lleno de criaturas mágicas y árboles que hablaban. Ardi no podía creerlo.

"¡Hola! Soy Ardi la Ardilla. ¿Dónde estoy?" - preguntó totalmente asombrada.

"Bienvenida, Ardi. Estás en el Bosque de las Historias Perdidas. Aquí todos los cuentos que no se han terminado vienen a vivir." - respondió un pequeño duende llamado Pipo, que llevaba un sombrero grande y un gran saco lleno de libros.

"¿Cuentos perdidos? ¿Puedo ayudar a resolver esta situación?" - preguntó Ardi, emocionada.

Pipo la miró con una sonrisa.

"Sí, Ardi! Hay muchos cuentos que esperan su final. Si los ayudas, quizás encuentres una forma de llevarte estos relatos mágicos a tus amigos en la clase!"

Así, durante días, Ardi y Pipo viajaron por el bosque ayudando a terminar aventuras de rinocerontes surfeadores y sirenas que querían descubrir el mundo. Ardi descubrió el poder de la amistad, el trabajo en equipo y la importancia de contar historias.

Pero había un libro más que necesitaba ayuda, y era el que había llevado a Ardi hasta allí. Era la historia de un pequeño niño que deseaba encontrar su lugar en el mundo.

"Yo puedo ayudarlo. Tal vez no sepa cómo, pero creo que juntos haremos magia de verdad" - dijo Ardi decidida.

Después de muchas peripecias, Ardi encontró al niño en la última página del libro, sentado en una nube solitaria.

"No estoy seguro de dónde pertenezco. Las nubes son hermosas, pero yo quiero tener amigos como tú" - confesó el niño con los ojos húmedos.

"No tienes que estar solo. ¡Tú también puedes crear tu propia aventura!" - respondió Ardi, y así, con un poco de magia y valentía, ayudaron a que el niño encontrara su lugar y se uniera a muchos otros amigos en el bosque.

Al finalizar esta linda aventura, Ardi se despidió de Pipo y regresó al libro mágico. En un parpadeo, volvió a su biblioteca.

Al día siguiente, cuando los niños entraron, Ardi ya los estaba esperando. Con un brillo especial en sus ojos, les contó acerca de sus aventuras en el Bosque de las Historias Perdidas.

"Lo más importante de todo, amigos, es que ¡cada cuento tiene el poder de unirnos, y podemos crear nuestras propias historias juntos!" - dijo Ardi, sonriendo de oreja a oreja.

Desde entonces, los 18 niños y niñas siempre incluían a Ardi en sus juegos y lecturas. Nunca más se sintió sola después de que había entendido que, aunque algunas veces estuvieran separados, la magia de las historias siempre los mantendría unidos. Así, cada día era un nuevo capítulo lleno de risas y aventuras por descubrir.

FIN.

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