Ardilla y el valor de los errores



Había una vez un chico llamado David, que estudiaba en la universidad. Era un chico muy inteligente y siempre sacaba buenas notas, pero tenía un pequeño problema: le costaba mucho organizarse y planificar sus tareas.

Un día, David se dio cuenta de que había olvidado preparar su exposición para el curso de comunicación. Se sentía muy mal porque sabía que esto significaría quedarse sin nota y perder todo el trabajo que había hecho durante el semestre.

David se sintió tan triste que decidió ir al parque a caminar y despejar su mente. Allí se encontró con una ardilla muy simpática, quien notó su tristeza y le preguntó qué le pasaba.

"Hola David, ¿por qué estás tan triste?" - preguntó la ardilla. "Me olvidé de preparar mi exposición para el curso de comunicación y ahora me quedaré sin nota" - respondió David con lágrimas en los ojos.

La ardilla lo miró fijamente por unos segundos y luego le dijo:"David, no te preocupes tanto por la nota. Lo importante es aprender de nuestros errores y seguir adelante". David se sorprendió por las palabras de la ardilla, pero también sintió una gran paz interior.

Decidió volver a casa e intentar resolver su problema. Cuando llegó a casa, encendió su computadora e hizo algunas búsquedas en internet sobre cómo hablar en público sin tener preparada una presentación.

Descubrió algunos consejos útiles como respirar profundamente antes de empezar a hablar o hacer contacto visual con la audiencia para generar empatía. Al día siguiente, cuando llegó al salón de clases, David estaba nervioso pero decidido a hacer lo mejor que pudiera.

Cuando llegó su turno de hablar, respiró profundamente y comenzó a hablar con naturalidad sobre un tema que conocía muy bien. Para sorpresa de todos, la exposición de David fue excelente.

Habló con soltura y seguridad, generando interés en la audiencia y respondiendo todas las preguntas sin titubear. Cuando terminó su presentación, el profesor le felicitó por su trabajo y le dio una nota alta. David se sintió tan feliz que corrió al parque para contarle todo a su amiga ardilla.

"Gracias por tus consejos", dijo David emocionado. "Aprendí que es importante tener confianza en uno mismo y no rendirse ante los obstáculos".

La ardilla sonrió sabiamente y le respondió:"Así es David, siempre hay una solución si ponemos nuestro corazón en ello". Desde ese día, David nunca más olvidaría preparar sus tareas importantes, pero también aprendió que los errores pueden ser oportunidades para crecer y aprender cosas nuevas.

FIN.

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