Aria y los niños valientes



Érase una vez, en un lejano reino de montañas nevadas, vivía un majestuoso dragón de hielo llamado Aria.

Aria era diferente a los demás dragones, ya que en lugar de escupir fuego como sus hermanos, lanzaba poderosas ráfagas de frío que congelaban todo a su paso. A pesar de su habilidad única, Aria se sentía triste y solitaria. Los habitantes del reino temían su poder y la evitaban, lo que entristecía al noble dragón.

Un día, mientras volaba por el cielo azul, vio a un grupo de niños jugando en el valle. Se acercó con curiosidad y los niños, al verla llegar, gritaron de miedo y corrieron a esconderse.

"¡No tengas miedo!", les dijo Aria con voz suave. "Soy Aria, el dragón de hielo. ¿Por qué huyen de mí?"Los niños salieron tímidamente de sus escondites y miraron a Aria con asombro y fascinación.

"¡Nunca habíamos visto un dragón como tú!", exclamó uno de los niños. Aria sonrió tristemente y les contó cómo se sentía sola por ser diferente a los demás dragones. Los niños se acercaron con curiosidad a Aria y empezaron a hacerle preguntas sobre sus poderes helados.

Aria les mostró cómo podía crear figuras espectaculares con su aliento gélido e incluso les enseñó cómo controlar pequeñas ráfagas heladas. Los niños quedaron maravillados por las habilidades de Aria y pronto se hicieron amigos inseparables.

Juntos pasaban horas jugando en la nieve, construyendo castillos helados y deslizándose por las laderas nevadas.

Un día, mientras exploraban una cueva oculta en las montañas, descubrieron que un malvado hechicero estaba planeando cubrir el reino entero con una eterna capa de hielo para sembrar el caos. "¡Debemos detenerlo juntos!", exclamó valientemente uno de los niños. Con la ayuda de Aria y su aliento gélido, lograron enfrentarse al hechicero y desbaratar sus planes malignos.

El reino fue salvado gracias al valor y la amistad entre el inusual dragón de hielo y los intrépidos niños. Desde ese día en adelante, Aria ya no se sintió sola ni incomprendida.

Los habitantes del reino aprendieron a apreciarla por quien era realmente: un ser especial con mucho amor para dar. Y así vivieron felices para siempre entre risas cristalinas y aventuras bajo la nieve eterna del invierno.

FIN.

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