Ariadne y el lobo feroz



Había una vez en un bosque encantado, donde convivían leones, tigres y otros animales mágicos. En ese lugar vivía Ariadne, una valiente exploradora que siempre estaba en busca de nuevas aventuras.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Ariadne se encontró con Caperucita Roja, quien llevaba una cesta con comida para su abuelita. -¡Hola Caperucita! ¿A dónde vas con esa cesta tan bonita? -preguntó Ariadne curiosa.

"Voy a llevarle esta comida a mi abuelita que vive al otro lado del bosque. Pero me han dicho que hay un lobo feroz merodeando por aquí... " -respondió Caperucita con preocupación. Ariadne decidió acompañar a Caperucita en su camino hacia la casa de la abuela.

En el camino se encontraron con el leñador del bosque, un hombre fuerte y amable que iba en busca de leña para vender en el mercado. -¡Buenos días! ¿A dónde se dirigen ustedes dos jóvenes tan valientes? -saludó el leñador.

"Vamos a llevarle comida a la abuela de Caperucita, pero estamos preocupadas por el lobo... " -contestó Ariadne mirando alrededor atentamente. El grupo continuó su camino hasta llegar a la humilde casita de la abuela de Caperucita.

Al entrar, descubrieron que la anciana no estaba allí y todo estaba revuelto. De repente, escucharon un gruñido proveniente del armario y cuando lo abrieron encontraron al lobo disfrazado de abuela. "¡Oh no! ¡Es el lobo!" -exclamó Caperucita asustada.

Pero antes de que el lobo pudiera hacerles daño, los leones y tigres del bosque rodearon la casa y ahuyentaron al malvado animal. La abuela apareció sana y salva detrás de unos arbustos donde se había escondido al ver al lobo llegar.

Los animales celebraron juntos haber salvado a la abuela y derrotado al astuto lobo. Desde ese día, todos aprendieron lo importante que es estar unidos y ayudarse mutuamente en momentos difíciles.

Y así, gracias a la valentía y astucia de Ariadne y sus amigos animales, el bosque encantado volvió a ser un lugar seguro y lleno de magia para todos sus habitantes.

FIN.

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