Ariana aprende la lección
Ariana era una niña muy especial, pero no siempre en el buen sentido. Era la menor de tres hermanos y sus padres siempre tenían problemas para hacerla colaborar en las tareas del hogar.
Ariana prefería pasar el día entero jugando con sus muñecas, ver dibujitos animados o simplemente dormir. Un día, mientras su mamá cocinaba la cena y su papá arreglaba algunas cosas en casa, Ariana estaba acostada en el sofá viendo televisión.
La mamá se acercó a ella y le preguntó:"¿Por qué no me ayudas a poner la mesa hija? Así terminamos más rápido y podemos disfrutar de una rica cena todos juntos".
Pero Ariana respondió con un bostezo:"Estoy cansada mamá, mejor lo haces tú". Su mamá se sintió triste al ver que su hija no quería colaborar con algo tan simple como poner la mesa. Pero decidió seguir adelante y siguió preparando todo sola.
Cuando llegó la hora de cenar, toda la familia se sentó alrededor de la mesa llena de comida deliciosa. Pero cuando Ariana comenzó a comer, notaron que estaba comiendo más rápido que nunca antes. "¿Qué pasa mi amor?", preguntó su papá preocupado.
"Tengo mucha hambre", respondió ella sin levantar la mirada del plato. La familia continuó comiendo en silencio hasta que finalmente terminaron. Después de ayudar a reagarrar los platos sucios, cada uno fue a hacer sus actividades antes de irse a dormir.
Esa noche, mientras todos dormían profundamente, Ariana se despertó con un fuerte dolor de estómago. Se levantó de la cama y fue a buscar algo para aliviar el dolor en la cocina.
Pero cuando abrió la heladera, se dio cuenta que no había nada para comer. Fue entonces cuando recordó cómo su mamá había trabajado duro para cocinar una cena deliciosa esa noche y cómo ella no había querido colaborar en nada.
Se sintió muy mal por haber sido tan egoísta y decidió que a partir de ese día iba a cambiar. Al día siguiente, Ariana se levantó temprano y comenzó a ayudar a su mamá en todo lo que podía.
Ayudaba a hacer las camas, limpiar los platos e incluso le ofreció ayuda con la ropa sucia. Sus padres notaron el cambio inmediatamente y se alegraron mucho por verla tan interesada en ayudarlos.
A medida que pasaban los días, Ariana comenzó a sentirse más feliz consigo misma porque sabía que estaba haciendo algo bueno por su familia. Finalmente, llegó el momento en que toda la familia estaba sentada alrededor de la mesa cenando juntos nuevamente.
"Mamá, papá", dijo Ariana mientras sonreía "Gracias por enseñarme lo importante que es trabajar juntos como una familia". Y así fue como Ariana aprendió una valiosa lección sobre el trabajo en equipo y la importancia de ser solidario con los demás.
Desde ese día en adelante siempre estaba dispuesta a ayudar sin importar cuán pequeña fuera la tarea.
FIN.