Ariana y el Viaje de las Muñecas
Ariana era una niña linda, con ojos brillantes y una sonrisa que iluminaba el día. Vivía en un vecindario lleno de flores y árboles grandes, y en su habitación tenía una colección de muñecas que adoraba. Cada una de ellas tenía un nombre y una historia especial. Ariana pasaba horas creando aventuras imaginarias con sus muñecas.
Un día, mientras jugaba en su habitación, escuchó un suave susurro.
"Ariana, Ariana..." - decía una de sus muñecas, la más bonita de todas, llamada Sofía.
"¡Sofía! ¿Me estás hablando?" - preguntó Ariana, con los ojos muy abiertos.
"Sí, necesitamos tu ayuda. Hay una muñeca en la tienda de juguetes que está triste porque nadie la quiere. ¡Debemos ayudarla!"
Ariana no podía creer lo que estaba escuchando.
"¡Por supuesto, Sofía! ¿Cómo podemos ayudarla?"
"Debemos hacer un plan. Podemos ir a la tienda y demostrarle lo maravillosa que es. Tal vez un juguete nuevo no sea tan feliz como ella, pero con nuestra ayuda, puede encontrar un hogar lleno de amor".
Ariana se puso su abrigo y salió corriendo hacia la tienda de juguetes, con Sofía en sus brazos. Al entrar, vio a una pequeña muñeca rubia, con un vestido azul, sentada sola en una estantería. Su rostro tenía una expresión de tristeza.
"Hola, soy Ariana. ¿Por qué estás tan triste?" - le preguntó.
La muñeca respondió:
"Me llamo Bella, y nadie quiere llevarme a casa. Están más interesados en los juguetes nuevos y brillantes".
Ariana sintió pena por Bella.
"No te preocupes, yo te llevo a casa. Lo que importa es el amor y la diversión que podemos compartir, no solo el brillo de un nuevo juguete".
Bella sonrió por primera vez.
"¿De verdad?"
"¡Sí!" - dijo Ariana, emocionada. "Tú serás parte de mi familia de muñecas. ¡Ven!"
Ariana compró a Bella y, al llegar a casa, decidió hacer una gran fiesta de bienvenida para ella.
"Vamos a jugar juntas, te presentaré a mis otras muñecas" - dijo Ariana, mientras colocaba a Bella en el medio de la mesa.
Comenzaron a jugar, y rápidamente Bella se sintió parte de la familia. Pero de repente, sucedió algo inesperado.
"¡Ariana!" - gritó Sofía. "Mira por la ventana, el vecindario está lleno de juguetes olvidados en la calle".
Ariana miró y efectivamente, había radiocontrols viejos, pelotas y muchas cosas tiradas a un costado.
"¡Debemos hacer algo!" - dijo.
Bella, aunque un poco tímida, se animó.
"Podemos organizar un día de juguetes y recoger esos juguetes. Si están en buen estado, podríamos donarlos a un hogar de niños que no tienen nada".
Ariana se iluminó.
"¡Qué gran idea, Bella!" - exclamó. "Hagámoslo juntas, este es el momento perfecto para compartir nuestra alegría".
Entonces, Ariana y sus muñecas comenzaron a hacer carteles y a invitar a todos sus amigos a unirse a la iniciativa.
El día del evento, los niños del vecindario se unieron a Ariana y Bella. Recogieron un montón de juguetes, y juntos, organizaron una pequeña juntada en la plaza del barrio donde los regalaron a otros niños.
"Esto es lo mejor que hemos hecho, Ariana y Bella!" - dijo uno de los niñitos que recibió un juguete.
"¡Sí! Todos merecemos un juguete para jugar y ser felices!" - respondió Ariana, feliz.
Bella sonrió, contenta de ver la sonrisa en el rostro de los niños. Al final de la jornada, Bella se sintió verdaderamente querida, y también ayudó a que muchos otros niños se sintieran felices.
Esa noche, Ariana, Sofía y Bella se sentaron juntas en el suelo de la habitación, rodeadas de estrellas brillantes.
"Hoy fue un gran día, chicas" - dijo Ariana, abrazando a sus dos muñecas.
"Sí, el amor y la generosidad siempre brillan más que cualquier juguete nuevo" - respondió Sofía.
Y así, desde ese día, Ariana no solo jugó con sus muñecas, sino que también aprendió que la verdadera felicidad viene de compartir y hacer el bien, convirtiendo cada día en una nueva aventura.
FIN.