Arleth y su amiga en el mundo de los sueños


Arleth era una niña muy inteligente y creativa. Vivía en un hermoso departamento en la ciudad de Buenos Aires, rodeada de libros, juguetes y su fiel compañero, el gato Pelusa. Sin embargo, Arleth tenía un problema.

Desde hacía algún tiempo, se sentía muy incómoda al salir de su departamento. Le daba miedo enfrentarse a la multitud de personas que había afuera y le preocupaba lo que pudieran pensar de ella.

Sus padres estaban muy preocupados por su situación y decidieron buscar ayuda profesional. Así fue como conocieron a la psicóloga Carmen, quien les prometió ayudar a Arleth a superar sus miedos.

En su primera sesión con la psicóloga Carmen, Arleth estaba nerviosa pero dispuesta a escuchar atentamente lo que le dijera. La doctora comenzó preguntándole sobre sus gustos e intereses para conocerla mejor. "Arleth, me han contado que te encanta dibujar", dijo Carmen sonriendo. "Sí", respondió Arleth tímidamente.

"¿Te imaginas todo lo maravilloso que hay afuera para inspirarte? Podrías dibujar paisajes increíbles o incluso retratos de las personas que ves en la calle. "Arleth imaginó cómo sería plasmar en papel todas las cosas bellas que había afuera y eso hizo brillar sus ojos.

La siguiente semana, Carmen propuso un juego divertido para ayudar a Arleth a vencer sus miedos. Le pidió dibujar un mapa con los lugares más importantes del edificio donde vivían: el ascensor, el parque de juegos y el salón de fiestas.

Arleth se entusiasmó con la idea y durante días trabajó en su mapa, llenándolo de colores y detalles. Cuando lo terminó, estaba tan orgullosa que decidió compartirlo con sus vecinos. "¡Miren lo que hice!", exclamó Arleth emocionada.

Los vecinos quedaron sorprendidos por el talento de la niña y le pidieron que les hiciera un dibujo personalizado para cada uno. Arleth aceptó encantada y poco a poco fue superando su miedo a salir del departamento.

Un día, mientras paseaba por el parque con Pelusa, Arleth se encontró con una niña llamada Camila. Camila también tenía problemas para relacionarse con los demás y sentía miedo al salir de su casa.

Las dos niñas descubrieron que tenían muchas cosas en común y empezaron a pasar tiempo juntas. Juntas dibujaban, jugaban e inventaban historias maravillosas. Se apoyaban mutuamente para enfrentar sus miedos y se dieron cuenta de lo valientes que podían ser cuando estaban juntas.

Con el paso del tiempo, Arleth se dio cuenta de algo importante: no importaba si había mucha gente afuera o si las miradas eran intimidantes.

Lo que realmente importaba era encontrar personas especiales como Camila, quienes entendieran sus miedos y las ayudaran a superarlos. Arleth aprendió que todos tenemos nuestros propios temores pero también nuestro propio valor.

Ahora ella es una niña feliz que sale todos los días de su departamento sin ningún problema porque sabe que siempre habrá alguien ahí para apoyarla. Y así, Arleth descubrió que su departamento era solo el inicio de un mundo lleno de aventuras y amistades maravillosas.

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