Arroz y Amistad



Érase una vez en la hermosa República Dominicana, un niño llamado Juanito. Juanito era un niño muy especial, siempre sonriente y con unos ojos brillantes que iluminaban todo a su alrededor.

Pero lo más curioso de Juanito era su amor por el arroz. ¡Le encantaba comer arroz en todas sus formas! Arroz con habichuelas, arroz con pollo, arroz con leche...

¡Todo tipo de arroz le gustaba! Un día, mientras navegaba por internet en busca de recetas nuevas de arroz, Juanito se topó con el perfil de una niña española llamada Marta. Marta también tenía una pasión por la comida y compartía fotos deliciosas de paellas y tapas que hacían babear a cualquiera.

Desde ese momento, Juanito quedó prendado de Marta y decidió escribirle un mensaje. "Hola Marta, soy Juanito desde República Dominicana. Me encanta tu amor por la comida y quería decirte que también soy un fanático del arroz.

¿Te gustaría ser mi amiga?" - escribió Juanito tímidamente. Marta leyó el mensaje con una sonrisa y respondió rápidamente: "¡Hola Juanito! ¡Qué alegría encontrar a alguien más que comparta mi pasión por la comida! Me encantaría ser tu amiga".

Así comenzó una hermosa amistad entre Juanito y Marta. Se enviaban mensajes todos los días contándose sobre sus vidas, sus familias y, por supuesto, compartiendo recetas de arroces deliciosos.

Con el tiempo, los dos niños se dieron cuenta de que sentían algo más que amistad el uno hacia el otro. Se enamoraron a distancia, soñando con algún día poder conocerse en persona. Pero un día todo cambió cuando un huracán azotó la isla donde vivía Juanito.

Su casa quedó destrozada y él y su familia tuvieron que mudarse a otro lugar temporalmente mientras reconstruían su hogar. "No sé qué hacer Marta... Estoy tan triste", le confesó Juanito a su amiga española.

"No te preocupes Juanito, estoy aquí para apoyarte en todo momento. Juntos encontraremos una solución", respondió Marta con cariño. Marta decidió organizar una colecta entre sus amigos en España para ayudar a reconstruir la casa de Juanito.

La solidaridad fue tan grande que lograron recaudar suficiente dinero para que la familia de Juanito pudiera volver a tener un techo sobre sus cabezas. Juanito estaba emocionado y agradecido por toda la ayuda recibida: "¡Gracias Marta! Eres increíble... No sé cómo podré devolverte este favor".

"No tienes que devolverme nada Juanito... Lo hice porque eres muy especial para mí", respondió Marta emocionada. Finalmente, llegó el día esperado en el que Juanito viajaría a España para encontrarse con Marta en persona.

El encuentro fue mágico; se abrazaron fuertemente como si se conocieran desde siempre y juntos disfrutaron de deliciosos platos españoles preparados por la familia de Marta.

Desde entonces, cada vez que piensan en lo lejos que están uno del otro físicamente recordando cuán cerca están sus corazones gracias al amor sincero e incondicional que los une. Y colorín colorado, Este cuento ha terminado. Juanito y Martita seguirán juntos, A pesar del océano profundo.

Porque cuando hay amor verdadero, Ninguna distancia es barrera, Solo queda seguir adelanteCon esa llama ardienteQue ilumina nuestros caminosY nos hace sentir vivos.

FIN.

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