Ascua y la criatura amigable


La vida en el mar era tranquila para Ascua, la luz del sol iluminaba su camino y la brisa del mar acariciaba su rostro.

Pero un día, una tormenta inesperada lo desvió de su rumbo y lo llevó a aguas desconocidas. Ascua se sintió perdido y asustado. - ¿Dónde estoy? - se preguntó a sí mismo mientras miraba alrededor buscando alguna señal conocida. Pero no había nada familiar a su alrededor.

Solo agua, cielo y algunos barcos varados en la playa cercana. Ascua decidió explorar la isla, tal vez encontraría algo que le ayudara a volver a casa. En el camino encontró otros seres de luz como él que también estaban perdidos.

- Hola, soy Ascua ¿ustedes están perdidos también? - preguntó con amabilidad. - Sí, nos desviamos de nuestro camino por una tormenta - respondió uno de ellos. - Entonces estamos juntos en esto - dijo Ascua sonriendo -.

Vamos a buscar juntos una forma de regresar a casa. Los cuatro amigos comenzaron su aventura por la isla en busca de ayuda. Después de caminar durante algunas horas encontraron una cueva oscura donde escucharon ruidos extraños adentro.

- Debe haber alguien allí dentro - dijo uno de los amigos preocupado -. ¿Deberíamos entrar? Ascua pensó por un momento antes de responder:- Creo que deberíamos ir con cuidado, pero sí, debemos investigar quién o qué está haciendo esos ruidos extraños.

Con mucho cuidado entraron en la cueva oscura guiados por las luces que emitían sus cuerpos. En el interior encontraron una criatura gigante con ojos brillantes y afilados dientes. - ¡Es una bestia! - exclamó uno de los amigos aterrorizado.

Ascua se acercó a la criatura y le habló dulcemente:- Hola, somos seres de luz perdidos en esta isla ¿nos puedes ayudar a encontrar nuestro camino de regreso a casa? La bestia pareció entender las palabras de Ascua y asintió con su cabeza.

Los cuatro amigos siguieron al monstruo por un túnel oscuro que llevaba directamente al mar.

Allí encontraron un barco varado en la playa, lo arreglaron rápidamente y comenzaron su viaje de regreso a casa guiados por la bestia amigable que los había ayudado. Finalmente, después de muchos días navegando, llegaron al destino deseado: La Llama Azul. Todos estaban felices y emocionados por haber encontrado su camino juntos.

- Gracias por todo Ascua - dijo uno de los amigos mientras abrazaba al pequeño ser luminoso -. Nunca olvidaremos nuestra aventura en esta isla desconocida.

Y así termina la historia del valiente Ascua, quien no solo encontró su camino de regreso a casa sino que también ayudó a otros seres como él a encontrar el suyo. Una historia inspiradora sobre amistad, valentía y trabajo en equipo.

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