Atilio, el palomino llorón



En una granja en las afueras de la ciudad, vivía Atilio, un pequeño palomino marrón que tenía la costumbre de llorar por todo.

Atilio lloraba cuando se le caía una pluma, lloraba cuando el sol se escondía detrás de las nubes, y lloraba aún más fuerte cuando sus amigos se burlaban de él. "¡Atilio, deja de llorar por tonterías!" le decía Manuel, el caballo de la granja. Pero por más que lo intentaba, Atilio no podía contener sus lágrimas.

Un día, cansados de escucharlo llorar, los demás animales de la granja decidieron ayudar a Atilio. Juntos, organizaron un concurso para encontrar el motivo más valioso por el cual llorar.

Desde una fiesta de cumpleaños arruinada hasta una carrera perdida, Atilio descubrió que había muchas cosas por las cuales valía la pena llorar, pero también aprendió que después de cada llanto siempre venía la risa.

A partir de ese día, Atilio dejó de llorar por todo y aprendió a valorar cada lágrima como una oportunidad para crecer y encontrar la felicidad.

FIN.

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