Atima, la esclava liberta


En un lejano pueblo llamado Canto Azul, vivía una niña llamada Atima. Ella estaba amarrada a la esclavitud, trabajando largas horas en los campos de algodón. Su mirada triste reflejaba el peso de la opresión.

Un día, un hombre anciano llamado Don Sebastián, quien había sido esclavo en su juventud, llegó al pueblo. Al ver la situación de Atima, decidió ayudarla. -¡Hola, niña! ¿Por qué tan triste? -le preguntó con amabilidad.

-Estoy cansada de trabajar sin descanso, sueño con ser libre algún día -respondió Atima con la mirada baja. El anciano la escuchó con atención y le dijo: -No pierdas la esperanza, Atima. Yo también fui esclavo, pero logré obtener mi libertad. Te enseñaré cómo hacerlo.

Don Sebastián le enseñó a Atima a leer y escribir, le transmitió conocimientos sobre sus derechos y le brindó herramientas para luchar por su libertad. Juntos, comenzaron a planear un escape.

Una noche oscura, Atima y Don Sebastián escaparon del pueblo, desafiando el miedo e enfrentando los peligros del camino. Después de días de viaje, llegaron a un lugar donde la libertad era un derecho para todos. Atima sintió una emoción indescriptible al pisar tierra libre.

Abrazó al anciano y le agradeció con lágrimas en los ojos. Ahora, Atima vive en un lugar donde su talento y esfuerzo son valorados. Se convirtió en defensora de la igualdad y la libertad, inspirando a otros a luchar por sus derechos.

A pesar de los obstáculos, Atima logró romper las cadenas de la esclavitud y hoy es un ejemplo de superación y valentía para todos. Canto Azul, el pueblo que alguna vez la vio sufrir, hoy la recuerda como la valiente esclava liberta que cambió su destino.

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