Aurora, la búsqueda del nombre
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoiris, una niña llamada Alejandra que se sentía diferente a las demás. Desde muy pequeña, ella sabía que no era como los otros niños de su edad.
No se sentía cómoda con el nombre que le habían dado al nacer y siempre había sentido que ese no era su verdadero nombre. Un día, Alejandra decidió emprender un viaje en busca de su propio nombre.
Sabía que no sería fácil, pero estaba decidida a encontrar aquello que la representara realmente. Así que, con valentía y determinación, se puso en camino hacia el Bosque Encantado, donde según la leyenda vivía la Hada de los Nombres.
Al llegar al bosque, Alejandra se encontró con criaturas mágicas y seres fantásticos que la guiaron hasta el árbol más antiguo de todo el bosque. Allí, entre las ramas llenas de hojas brillantes, apareció el Hada de los Nombres.
"¡Bienvenida, querida Alejandra! Veo en tu corazón la búsqueda de tu verdadero nombre. Pero ten cuidado, encontrarlo no será tan sencillo como parece", dijo el hada con voz melodiosa. Alejandra asintió con determinación y aceptó el desafío propuesto por el hada.
Durante varios días y noches, recorrió cada rincón del Bosque Encantado en busca de pistas para descubrir su verdadero nombre. En su camino se encontró con pruebas difíciles y desafíos inesperados que pusieron a prueba su coraje y perseverancia.
Finalmente, después de superar todas las pruebas y demostrar su valentía ante los obstáculos del bosque, Alejandra llegó a un claro iluminado por la luz de la luna llena.
En ese momento mágico, escuchó una voz susurrando en su oído:"Tu verdadero nombre es Aurora", reveló la voz misteriosa. Alejandra sintió cómo cada célula de su ser resonaba con ese nuevo nombre. Se dio cuenta de que Aurora era quien realmente era desde lo más profundo de su ser.
Llena de alegría y emoción, regresó al árbol anciano donde había conocido al Hada de los Nombres para compartir su descubrimiento. "¡Hada maravillosa! ¡He encontrado mi verdadero nombre! Soy Aurora", exclamó emocionada.
El hada sonrió con ternura y orgullo mientras le entregaba una varita mágica dorada a Aurora como símbolo de haber completado su búsqueda. Aurora regresó a casa transformada por completo.
Ahora se sentía segura y feliz siendo quien realmente era: Aurora, la niña valiente que nunca dejó de buscar su propio camino. Y así fue como Aurora encontró finalmente su identidad gracias a su valentía y determinación para seguir adelante en busca de lo más importante: ser fiel a sí misma.
FIN.