Aurora y el Encanto de la Dualidad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Esperanza, una niña llamada Aurora. Ella vivía en una casa llena de colores y alegría, rodeada de árboles frondosos y pájaros que cantaban melodías dulces.

Aurora era curiosa por naturaleza y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, encontró una puerta oculta entre los arbustos. Era una puerta misteriosa, cubierta de enredaderas y con un letrero que decía: "Mundo Novista".

Intrigada por lo desconocido, Aurora decidió abrir la puerta y adentrarse en ese mundo fantástico. Al cruzar la puerta, se encontró inmersa en un lugar lleno de contradicciones.

Había campos verdes pero también desiertos áridos; ríos caudalosos pero también lagunas secas. El cielo era tan brillante como el sol pero también oscuro como la noche. Era un mundo donde las antítesis se entrelazaban creando un paisaje surrealista.

Aurora caminaba maravillada por aquel extraño lugar cuando se encontró con dos personajes muy singulares: Luna y Sol. Luna era gentil y tranquila, siempre envuelta en su misterio plateado. Mientras tanto, Sol irradiaba vitalidad y energía con cada rayo dorado que emanaba.

"-Hola Aurora", dijo Luna con su voz suave como el susurro del viento nocturno. "-¡Saludos! ¡Buen día!", exclamó Sol radiante como los rayos del amanecer. La niña quedó perpleja ante la presencia de estos seres tan diferentes pero tan complementarios.

Luna y Sol le explicaron que estaban destinados a coexistir, a pesar de sus diferencias. "-En este mundo, las antítesis se entrelazan para crear un equilibrio", dijo Luna. "-Sí, Aurora.

La luz y la oscuridad, lo frío y lo cálido, lo dulce y lo amargo; todo tiene su lugar", agregó Sol. Aurora comprendió entonces que en el Mundo Novista no existían los extremos absolutos, sino una armonía entre opuestos.

A medida que exploraba más el lugar, descubrió otras maravillas: árboles con hojas de fuego y agua fresca brotando de piedras brillantes. Poco a poco, Aurora comenzó a notar cambios en sí misma.

Se volvió más tolerante hacia las diferencias de los demás y aprendió a apreciar la belleza en todas sus formas. Ya no veía solo blanco o negro, sino toda una gama de colores intermedios.

Un día, mientras caminaba por un campo lleno de flores radiantes y espinas afiladas al mismo tiempo, Aurora encontró un cofre antiguo cubierto de polvo. Dentro del cofre había un mensaje escrito en otro idioma desconocido para ella. Con curiosidad e intriga desempolvó sus conocimientos lingüísticos y tradujo el mensaje: "El verdadero tesoro está dentro de ti".

En ese momento entendió que el viaje por el Mundo Novista había sido una búsqueda interna para encontrar su propio equilibrio interior. Aurora regresó a su hogar llevando consigo valiosas enseñanzas.

Compartió sus experiencias con su familia y amigos, inspirándolos a mirar más allá de las apariencias y abrazar la diversidad. El pequeño pueblo de Esperanza se convirtió en un lugar donde el respeto y la aceptación reinaban.

Y así, Aurora demostró que en este mundo lleno de antítesis y símbolos, la verdadera belleza radica en encontrar el equilibrio entre todas las contradicciones que nos rodean.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!