Aurora y el vuelo de los sueños
a:- Abuelita, quiero que en mi próximo cumpleaños me regales una bicicleta rosa. ¡Me encantan las bicicletas y siempre he querido tener una! La abuelita sonrió tiernamente y le dijo:- Claro que sí, mi pequeña Aurora.
Será un regalo maravilloso para ti. Aurora estaba muy emocionada por su primer deseo cumplido, pero aún tenía uno más en mente.
Mirando fijamente a los ojos de su abuelita, le dijo con entusiasmo:- Y también deseo poder volar como los pájaros. Me gustaría ser libre y ver el mundo desde las alturas. La abuelita se sorprendió un poco con ese deseo tan peculiar, pero sabía que Aurora era una niña soñadora y creativa.
Decidió ayudarla a encontrar la manera de hacer realidad ese sueño. Un día soleado, mientras caminaban por el parque juntas, la abuelita vio un globo aerostático flotando en el cielo.
Tuvo una idea brillante y le dijo a Aurora:- ¿Qué te parece si vamos a dar un paseo en globo? Podremos sentirnos como si estuviéramos volando entre las nubes. Los ojos de Aurora se iluminaron de emoción al escuchar esa propuesta.
Juntas fueron al lugar donde partían los globos aerostáticos y subieron a uno que estaba a punto de despegar. Mientras ascendían lentamente hacia el cielo, Aurora no podía contener su alegría.
Desde allí arriba pudo ver toda la ciudad extendida ante sus ojos: las casitas coloridas, los árboles verdes y los parques llenos de niños jugando. - ¡Abuelita, esto es increíble! -exclamó Aurora, con una sonrisa gigante en su rostro-. Me siento como un pájaro volando libremente.
La abuelita le dio un abrazo cálido y le dijo:- Querida Aurora, no necesitas tener alas para volar. Puedes encontrar la libertad y la felicidad en las cosas más simples de la vida. Sigue soñando y persiguiendo tus sueños, porque todo es posible si crees en ti misma.
Aurora entendió el mensaje de su abuelita y prometió nunca dejar de soñar ni perder su espíritu aventurero.
A partir de ese día, cada vez que veía un pájaro volando por el cielo, recordaba aquel maravilloso paseo en globo y se sentía llena de esperanza y alegría. Y así, Aurora aprendió que los deseos pueden hacerse realidad si uno trabaja duro para conseguirlos.
No importa cuán imposibles parezcan, siempre hay una manera de alcanzar nuestros sueños si tenemos fe en nosotros mismos. Desde aquel cumpleaños especial, Aurora nunca dejó de perseguir sus metas con valentía y determinación.
Y aunque no pudo volar como los pájaros físicamente, siempre llevó consigo el recuerdo del vuelo mágico en globo que le enseñó a ser libre en su corazón.
FIN.