Aventura en el bosque


Había una vez en un pequeño pueblo, un grupo de amigos llamados Martín, Lucía, Pablo y Valentina, que decidieron adentrarse en el misterioso bosque que se extendía en las afueras. Llenos de entusiasmo y curiosidad, prepararon sus mochilas con agua, meriendas y linternas, ya que sabían que no debían adentrarse muy lejos a riesgo de perderse.

Cuando llegaron al borde del bosque, se detuvieron un momento y miraron la espesura con respeto. A pesar de sentir un ligero escalofrío, respiraron hondo y avanzaron juntos. Pronto descubrieron maravillas como flores bellísimas, árboles gigantes y hasta escucharon trinos de pájaros desconocidos. Pero al poco tiempo, se dieron cuenta de que se habían separado.

- ¡Oh no, nos separamos! -exclamó Martín con preocupación.

- No te preocupes, recordemos lo que nos dijo el abuelo: si nos perdemos, sigamos siempre hacia el sol poniente y nos encontraremos -dijo Lucía tratando de calmar a sus amigos.

Siguiendo el consejo, caminaron en la dirección del sol poniente, sorteando obstáculos, pasando por arroyos y subiendo pequeñas colinas. En ese camino, aprendieron a tener paciencia, a trabajar en equipo y a no rendirse incluso cuando parecía imposible. Pasó el tiempo y finalmente, alcanzaron el borde del bosque, donde el sol se estaba poniendo.

- ¡Lo logramos! -exclamaron al unísono, abrazándose emocionados.

- Y aprendimos que con valentía, amistad y trabajo en equipo, podemos superar cualquier desafío -dijo Pablo con una sonrisa.

Regresaron al pueblo con el corazón lleno de experiencias y lecciones, sabiendo que aquella aventura en el bosque los había unido aún más como amigos inseparables.

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