Aventura en el Bosque



Era un soleado día de diciembre cuando un grupo de cinco amigos que acababan de graduarse de la universidad decidió celebrar su logro con un viaje en carretera. Tomaron la decisión de ir a una cabaña en el bosque, un lugar donde habían pasado muchos veranos de su infancia. Ellos eran León, la líder del grupo; Rocío, la comediante; Mateo, el aventurero; Valen, el pensador; y Lila, la soñadora.

"¡Vamos, equipo! Este viaje va a ser increíble", dijo León con entusiasmo mientras acomodaban las mochilas en el baúl del auto.

"Sí, y prometo contar los mejores chistes del viaje", bromeó Rocío.

"No creo que sea suficiente para hacernos olvidar la ruta larga que tenemos por delante", respondió Mateo riéndose.

"Pero al menos habrá paisajes hermosos para disfrutar mientras manejamos", añadió Valen.

"Y no olvidemos nuestras historias alrededor de la fogata", agregó Lila con una gran sonrisa.

Sin embargo, durante el trayecto, el clima cambió drásticamente. Una tormenta repentina comenzó a descargar lluvia y granizo. León, que estaba al volante, trató de mantener la calma.

"No se preocupen, yo puedo manejarlo", dijo, pero el camino se volvió resbaladizo y complicado. De repente, un camión apareció de la nada, y León tuvo que hacer una maniobra rápida. El auto se desvió y terminó volcando en un pequeño claro del bosque, lejos de la carretera.

Después de un buen rato, los amigos se despertaron, aturdidos, pero milagrosamente, todos estaban bien. Sin embargo, el coche había quedado destrozado y, sin cobertura de telefonía celular, se dieron cuenta de que estaban completamente aislados.

"¿Qué hacemos ahora?", preguntó Lila, algo asustada.

"Debemos salir de aquí y buscar ayuda", propuso Mateo.

"No, tenemos que quedarnos juntos y buscar comida primero", sugirió Valen con seriedad.

"Pero no podemos quedarnos aquí para siempre", insistió León.

El grupo comenzó a discutir sobre el mejor plan de acción, y las tensiones empezaron a crecer. Cada uno tenía una perspectiva diferente, y las peleas comenzaron a surgir.

"¡Yo siempre tengo las mejores ideas!" se quejaba Rocío.

"¡Eso no es cierto, Rocío! Lo que debemos hacer es encontrar agua primero", replicó Valen.

"¡O podemos construir un refugio!", irrumpió Mateo, su voz más fuerte que las demás.

Las peleas se intensificaron, y al final, todos decidieron tomar caminos separados por un tiempo, creyendo que eso les ayudaría a aclarar ideas y disminuir la tensión.

Cada uno de ellos, al explorar el bosque, se dio cuenta de la importancia de trabajo en equipo y colaboración. Lila encontró un pequeño arroyo; León se percató de cómo hacer una fogata; Mateo practicó cómo armar un refugio; Rocío, en su búsqueda, comenzó a contar historias humorísticas a ella misma, lo que levantó su ánimo; y Valen recopiló hojas comestibles.

Al caer la noche, ellos se sintieron muy solos y asustados. A pesar de la pelea, cada uno extrañaba a los demás. Entonces, recordaron una regla que habían formado durante sus años de universidad: resolver los conflictos hablando y escuchando.

"Chicos, realmente necesitamos volver a unirnos", llamó León desde su refugio.

"Tienes razón. Fue estúpido separarnos", admitió Rocío.

Los cinco volvieron a reunirse, y aunque estaban un poco incómodos, pidieron disculpas unos a otros. Así, comenzaron a compartir lo que habían encontrado. Juntos, recopilaron madera para una fogata, setas y plantas comestibles. Con el tiempo, lograron armar un refugio y hacerse un equipo.

Finalmente, al quinto día de estar atrapados en el bosque, escucharon el sonido de un motor. Era un grupo de excursionistas que pasaba por ahí y los ayudó a regresar a la civilización.

De vuelta en casa, el grupo no sólo celebró su graduación, sino también su amistad. Aprendieron que, a pesar de las diferencias, siempre podían unirse y apoyarse en los momentos difíciles. Ahora, cada vez que se encontraban, uno de ellos no podía evitar recordar:

"Recuerden, lo mejor de la aventura es siempre compartirla con amigos, ¡y por supuesto, nunca pelear sin razón!"

Desde ese día, frecuentemente se reían sobre su experiencia, pero lo más importante: valoraban más que nunca la conexión entre ellos.

FIN.

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