Aventura en el Cerro Plata
Había una vez en un pequeño pueblo de la provincia de Mendoza dos amigos llamados Oscar y Martín. Ambos eran aventureros y les encantaba explorar los rincones más remotos de su tierra.
Un día, mientras tomaban mate bajo la sombra de un árbol, se les ocurrió una idea emocionante: ¡hacer una expedición a la montaña Cerro Plata!"¡Qué emoción, Martín! Imagínate llegar a la cumbre y ver todo el valle desde arriba", exclamó Oscar con entusiasmo.
"Sí, sería increíble. ¿Te animas a hacerlo juntos?", respondió Martín con una sonrisa. Sin dudarlo ni un segundo, ambos amigos comenzaron a preparar su equipo: mochilas con provisiones, cuerdas, mapas y abrigos para el frío de la montaña.
Estaban listos para emprender esta gran aventura. La mañana siguiente, al amanecer, partieron rumbo al Cerro Plata. El camino era empinado y lleno de desafíos, pero Oscar y Martín estaban determinados a llegar a la cima.
Sin embargo, conforme subían metros tras metros, el aire se volvía más delgado y el frío más intenso. "Esto es mucho más difícil de lo que pensábamos", admitió Martín jadeando por el esfuerzo. "Sí, pero no importa.
Lo importante es disfrutar del viaje y aprender en el camino", respondió Oscar tratando de animar a su amigo.
A medida que avanzaban lentamente por las rocosas laderas del Cerro Plata, se encontraron con hermosos paisajes naturales: cascadas cristalinas, flores silvestres y aves exóticas que revoloteaban en el cielo azul. A pesar del cansancio y los obstáculos en su camino, Oscar y Martín se maravillaban con la belleza que los rodeaba.
Finalmente llegaron a un punto donde ya no podían seguir subiendo sin poner en riesgo sus vidas. La cumbre del Cerro Plata estaba tan cerca pero parecía tan lejana al mismo tiempo.
Fue entonces cuando ambos amigos se detuvieron para reflexionar sobre lo que habían aprendido durante esa expedición. "Martín, aunque no lleguemos a la cima como esperábamos, creo que hemos descubierto algo importante", dijo Oscar mirando hacia el horizonte. "¿Qué es eso?", preguntó Martín curioso.
"Que lo más importante no es alcanzar el destino final sino disfrutar del viaje en sí mismo. Las experiencias vividas durante nuestra travesía han sido invaluables", explicó Oscar con sabiduría. Martín asintió con gratitud mientras contemplaba las montañas que se extendían ante ellos.
Habían aprendido que cada paso dado en dirección a un sueño vale la pena aunque no siempre se llegue hasta donde uno espera.
Así terminó la expedición de Oscar y Martín al Cerro Plata; sin haber conquistado la cumbre pero con corazones llenos de alegría por todo lo compartido juntos en ese inolvidable viaje.
FIN.